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Corrupción en Coatzintla: Profanan Tumbas y Revenden Terrenos en el Panteón Santiago Apóstol

Coatzintla, Ver. – El escándalo ha estallado en Coatzintla y las acusaciones son tan serias que estremecen la conciencia: tumbas vendidas con documentos falsos, cadáveres «encimados» unos sobre otros, y todo bajo la sombra de la administración de César Ulises García Vázquez. ¿Cómo es posible que la corrupción alcance incluso a los muertos?

El panteón “Santiago Apóstol”, que debería ser un lugar sagrado de reposo, se ha convertido en el escenario de una de las más desvergonzadas prácticas de corrupción en la historia reciente del municipio. Familias enteras están siendo despojadas de los lugares de descanso de sus seres queridos, y lo peor es que lo hacen con la complicidad de funcionarios municipales.

En lo que podría ser calificado como una profanación institucionalizada, se ha descubierto que numerosas gavetas han sido vendidas ilegalmente utilizando documentos apócrifos. Los nuevos «propietarios», sin saberlo, están colocando a sus muertos sobre los restos de otros, que ya tienen un lugar legítimo en ese cementerio. ¿El resultado? Un caos de cadáveres amontonados, un horror que nadie se atreve a enfrentar de manera directa.

Tal es el caso de la señora Heidi N, que con título de propiedad en mano ha sido despojada del lugar donde reposa su familiar. A pesar de contar con toda la documentación que acredita la posesión legítima de su terreno en el panteón, ha sido expulsada por las corruptelas que impregnan la administración municipal. ¿Cómo puede ser posible que alguien con derecho legítimo a una tumba sea despojado tan vilmente?

Este esquema macabro no es un accidente; es un plan deliberado y despiadado. Se aprovechan de las tumbas más antiguas, aquellas que ya no son visitadas, para revenderlas al mejor postor. Los muertos, al parecer, se han convertido en otra mercancía más, dispuesta para ser transada bajo la mesa.

Los nombres detrás de esta infamia son bien conocidos en la comunidad. Enrique García Quiróz, José Méndez San Agustín y Juan Carlos Vargas Soto, todos pertenecientes al círculo de confianza del alcalde César Ulises García Vázquez, son los principales responsables de este contubernio. Estos funcionarios no solo tenían conocimiento de lo que ocurría, sino que lo han permitido y facilitado, traicionando la confianza de aquellos a quienes deberían servir.

Las familias afectadas, con el dolor y la indignación a flor de piel, han decidido actuar. Están dispuestas a tomar posesión de los terrenos que les pertenecen, aunque no deberían verse obligadas a hacerlo. Es un derecho que les ha sido arrebatado por la ambición y la corrupción de quienes manejan los hilos del poder en Coatzintla.

Este escándalo es un golpe devastador para una comunidad que, como muchas en México, confía en que al menos en la muerte, sus seres queridos podrán descansar en paz. Pero aquí, ni siquiera la muerte es un refugio seguro de la avaricia y la corrupción. ¿Qué tipo de sociedad permite que se despoje a los muertos de su descanso eterno? ¿Y qué tan profundo es el pantano de corrupción en el que se ha sumido Coatzintla?

Las respuestas deben llegar, y deben llegar pronto. Porque si el gobierno de Coatzintla no es capaz de proteger ni siquiera a los muertos, ¿qué esperanza queda para los vivos?


Redacción Reportaje Veracruzano

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