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FUNCIONARIA EBRIA Y FUERA DE CONTROL: EL AYUNTAMIENTO DE XALAPA GUARDA SILENCIO ANTE ESCÁNDALO QUE INDIGNA A LA CIUDADANÍA

Xalapa, Ver., lunes 4 de agosto de 2025. — ¿Qué sucede cuando una funcionaria municipal, en aparente estado de ebriedad, pierde el control en pleno centro de la capital veracruzana y amenaza con violencia armada? En Xalapa, al parecer, nada. El silencio institucional ha sido la única respuesta del Ayuntamiento tras el bochornoso y peligroso episodio protagonizado por una empleada adscrita al área de Archivo.

Todo comenzó en la calle Zaragoza, a unos metros de Primo Verdad y Miguel Hidalgo, donde el caos vehicular era lo de menos. Una mujer visiblemente alterada, identificada como trabajadora del gobierno municipal, estacionó su vehículo de manera indebida, obstruyendo la vialidad e ignorando deliberadamente las indicaciones de los agentes de Tránsito del Estado.

Lo que siguió fue un espectáculo de prepotencia, insultos y amenazas. La servidora pública —quien, según testigos y autoridades, se encontraba bajo los efectos del alcohol— no solo gritó improperios, sino que hizo una escalofriante llamada telefónica: pidió a una tercera persona acudir a las oficinas de Tránsito del Estado “a abrir fuego”. La amenaza, grave y directa, detonó la alarma entre transeúntes, conductores y oficiales, obligando a solicitar refuerzos policiales.

Elementos de la Policía Estatal se movilizaron de inmediato. La mujer, lejos de calmarse, se tornó aún más agresiva. En su intento por evitar la detención, lanzó patadas e insultos contra las oficiales que intentaban reducirla. Finalmente, fue trasladada a las instalaciones de San José, donde quedó a disposición de las autoridades competentes.

Pero mientras la agresora enfrenta cargos por alterar el orden, amenazar con violencia y agredir a la autoridad, el Ayuntamiento de Xalapa guarda un sepulcral silencio. Ningún comunicado, ningún deslinde, ningún posicionamiento institucional. Ni una palabra sobre las medidas administrativas o legales que tomará contra su empleada, ni una disculpa pública por el escándalo.

Y mientras tanto, la indignación crece.

La ciudadanía xalapeña no solo se siente ofendida, sino desprotegida. ¿Cuántos casos más de prepotencia de funcionarios deben ocurrir para que se tomen medidas ejemplares? ¿Qué mensaje se está enviando cuando una servidora pública puede amenazar con armas, agredir a policías y salir impune bajo el cobijo del silencio oficial?

Esta no es una anécdota menor. Es una alerta roja sobre el abuso de poder y la falta de consecuencias. Si el Ayuntamiento de Xalapa no reacciona con firmeza, estará validando la impunidad y permitiendo que el servicio público se convierta en un refugio para la arrogancia y la violencia.

¿De qué sirve tener leyes si quienes deben dar el ejemplo son los primeros en pisotearlas?

Redacción Reportaje Veracruzano

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