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La Bamba: El prostíbulo que el ayuntamiento de Poza Rica “inspeccionó” pero sigue operando con total impunidad

A pesar de las múltiples denuncias y el supuesto operativo de inspección realizado por el ayuntamiento de Poza Rica hace unas semanas, el bar La Bamba sigue operando sin restricciones, demostrando una vez más que la impunidad y la corrupción gobiernan la ciudad. Lo que se vendió como una acción de supervisión no fue más que un espectáculo simbólico, sin consecuencias reales para el establecimiento, que continúa con sus prácticas irregulares de explotación sexual y presunto narcomenudeo.

El alcalde Fernando Luis Remes Garza, conocido como El Pulpo, sigue sin mover un solo dedo para frenar la operación de este antro, lo que refuerza la sospecha de que existe un fuerte pacto de protección entre las autoridades y los empresarios que lucran con la trata de mujeres y la presunta venta de drogas.

Inspección simbólica, protección real

Hace unas semanas, el ayuntamiento de Poza Rica realizó una inspección en La Bamba. Sin embargo, lejos de clausurar el lugar o sancionarlo, la visita se limitó a un acto meramente protocolario y superficial. El negocio sigue funcionando como si nada hubiera pasado, con la misma estructura de explotación y el mismo manto de impunidad.

A pesar de las alarmantes denuncias sobre la presencia de mujeres extranjeras en situación de explotación y la venta de estupefacientes, ni la Fiscalía General de la República (FGR), ni el Instituto Nacional de Migración (INM), ni Cofepris han tomado cartas en el asunto.

El negocio de la impunidad

La Bamba es solo una pieza más de un engranaje de corrupción que incluye otros giros negros como Paladium, El Mesón y Like, así como hoteles como el Villa Magna Hotel, donde los clientes han denunciado servicios ilícitos dentro de sus instalaciones. La inacción de las autoridades deja en claro que la impunidad no es un error del sistema, sino una estrategia de negocios bien orquestada.

El dueño de La Bamba, identificado como Candi, sigue operando sin miedo, protegido por la administración de Remes Garza, quien no solo se ha mostrado indiferente, sino que ha permitido que estos negocios sigan generando ganancias a costa de la explotación de mujeres y la degradación del tejido social.

Un pasado de violencia y un futuro incierto

La omisión de las autoridades no es nueva. Hace años, un empresario de Papantla fue asesinado por error, lo que puso al descubierto la red de delitos que se gestan en estos lugares. Sin embargo, en lugar de aprender de la tragedia y tomar acciones, las autoridades han optado por normalizar y proteger estos negocios, dejando a Poza Rica a merced del crimen organizado.

La pregunta sigue en el aire: ¿Cuánto tiempo más seguirán las autoridades ignorando este problema? ¿O será que la red de corrupción es tan profunda que ni siquiera una tragedia mayor podría hacerlos reaccionar?

Por ahora, la única certeza es que Poza Rica sigue siendo un territorio donde el dinero compra impunidad, y donde la corrupción ha convertido a las autoridades en cómplices de la desgracia de cientos de mujeres.

Redacción  Reportaje Veracruzano

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