El Congreso de Veracruz: ¿Representación Popular o Plataforma de Ambiciones Personales?

Diputados saltan del Congreso a las alcaldías, dejando un vacío legislativo y muchas dudas
La política en Veracruz ha sido históricamente un terreno fértil para la simulación, el oportunismo y el descaro. La actual Legislatura local, que apenas tomó protesta en noviembre de 2024, no es la excepción. A solo cuatro meses de haber asumido sus curules, nueve diputados locales ya han solicitado licencia para contender por alcaldías en los comicios del 2025. En otras palabras, en menos de medio año han decidido que su trabajo legislativo es prescindible y que es momento de escalar otro peldaño en la carrera política.
Bajo el argumento de que es su “derecho” buscar otro cargo, estos legisladores dejan en la incertidumbre el compromiso que hicieron con sus votantes, entregando sus escaños a suplentes que, en muchos casos, ni siquiera fueron electos por la ciudadanía. La falta de ética y de compromiso con la labor legislativa es evidente, pero el descaro con el que justifican sus movimientos es aún más alarmante.
Morena, PT, PVEM, PAN y MC: Todos juegan el mismo juego
La lista de diputados que han solicitado licencia es un desfile de nombres que representan todos los colores políticos, demostrando que en Veracruz el hambre de poder no distingue ideologías. Alejandro Porras Marín (Morena), Bertha Rosalía Ahued Malpica (Morena), Janeth Adanely Rodríguez (Morena), Rafael Fararoni Magaña (Morena), Janix Lilian Castro Muñoz (PT), Angélica Peña Martínez (PVEM), Igor Rojí López (PVEM-Morena), Indira Rosales San Román (PAN) y Elena Córdova Molina (MC) son los legisladores que han confirmado su salto al ruedo electoral municipal.
A ellos se suman otros cuatro diputados que esperan el resultado de las encuestas internas de Morena: Daniel Cortina Martínez y Roberto Francisco San Román Solana, entre otros. Si son favorecidos, se sumarán al éxodo legislativo que deja a la Cámara con más suplentes que titulares.
El patrón es claro: los partidos no buscan legisladores comprometidos, sino candidatos en reserva para futuras elecciones. La curul es vista como un trampolín y no como un espacio de representación genuina. No importa el estado de las iniciativas que promovieron (si es que promovieron alguna), lo fundamental es estar en la boleta.
La gran simulación legislativa y la complicidad de Rocío Nahle
La gobernadora Rocío Nahle y su mayoría en el Congreso han sido cómplices de esta simulación, al permitir que Veracruz se convierta en un circo político donde los legisladores entran y salen a conveniencia, sin rendir cuentas a nadie. Hasta el momento, de las 49 iniciativas presentadas en esta Legislatura, solo 15 han sido aprobadas, muchas de ellas provenientes del Senado y promovidas por la presidenta Claudia Sheinbaum. Esto demuestra que el Congreso local no es más que una extensión del Ejecutivo Federal, donde se acatan órdenes en lugar de generar un debate legislativo serio.
El caso de Janeth Adanely Rodríguez Rodríguez, diputada por Poza Rica, es particularmente indignante. Su historial político está vinculado al alcalde Fernando Remes Garza, personaje señalado por múltiples escándalos, incluido el uso de su poder para despojar a la madre de su hijo de la custodia del menor, sin que ninguna instancia —Fiscalía, DIF, SIPINNA o el propio Congreso— hiciera algo al respecto. Paradójicamente, la diputada que ahora busca ser alcaldesa de Poza Rica promovió una iniciativa para tipificar la violencia vicaria, una medida que parece más un acto de oportunismo político que un verdadero compromiso con la justicia.
Los chapulines y la falta de vergüenza
A pesar de la evidente traición a sus electores, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, Esteban Bautista Hernández, insiste en que estos diputados “no son chapulines, sino políticos que ejercen su derecho”. Su argumento es absurdo: nadie cuestiona el derecho a postularse a un nuevo cargo, lo que se critica es el descaro con el que estos legisladores abandonan el Congreso a pocos meses de haber asumido su función.
En lugar de concentrarse en su labor, estos diputados han utilizado su curul como un mero trámite para catapultarse hacia el poder municipal. No han cumplido ni medio año de legislatura y ya están más enfocados en sus campañas que en sus obligaciones. Si su compromiso con la ciudadanía dura solo unos meses, ¿qué se puede esperar de su desempeño en una alcaldía?
El costo de la ambición desmedida
La crisis política en Veracruz no es solo un problema de nombres y apellidos. Es el reflejo de un sistema podrido en el que los cargos públicos son fichas de negociación y no espacios de servicio público. Mientras los diputados abandonan sus curules, los problemas del estado siguen acumulándose: inseguridad, corrupción, falta de obra pública y un Congreso paralizado.
Pero la responsabilidad no es solo de los políticos: es también de los ciudadanos que siguen permitiendo estas prácticas. Cada voto por estos personajes es una carta abierta para que sigan lucrando con la política sin consecuencia alguna.
El 1 de junio, los veracruzanos tendrán en sus manos la oportunidad de dar un mensaje claro: la política no puede seguir siendo un juego de ambiciones personales, sino un verdadero compromiso con el servicio público. La pregunta es: ¿seguirán premiando a los chapulines o exigirán un cambio real?
Redacción Reportaje Veracruzano