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El puente de la discordia en Pueblo Viejo: pescadores desafían la imposición de Valeria Nieto

En Pueblo Viejo, Veracruz, la alcaldesa Valeria Nieto Reynoso ha desatado una tormenta política y social con su insistencia en construir un puente de 90 metros sobre la Laguna Madre. Su argumento: impulsar el turismo ecológico. La realidad, sin embargo, es otra. La obra carece de permisos ambientales, ignora la voz del pueblo y amenaza el sustento de cientos de familias dedicadas a la pesca.

Un proyecto a espaldas del pueblo

El ayuntamiento intentó legitimar el proyecto mediante una consulta pública, pero el resultado fue un estruendoso rechazo. Los pescadores, que dependen de la laguna para su subsistencia, han sido tajantes: la construcción del puente afectará las corrientes de agua y reducirá drásticamente la pesca de camarón y ostión.

Gabriel Escalante Hernández, líder de la cooperativa pesquera, exigió públicamente los permisos de impacto ambiental, de CONAGUA y del Ecosistema. Ninguno fue presentado. En lugar de dar respuestas, la alcaldesa lo atacó personalmente, exhibiéndolo ante la multitud y acusándolo de haber recibido dos lanchas y dos motores por parte del partido Movimiento Ciudadano.

Corrupción y prioridades equivocadas

Este no es el primer escándalo de la administración de Valeria Nieto. Bajo la sombra de su esposo, el exdiputado y actual director de la CAEV, Luis Fernando Cervantes, la alcaldesa ha impulsado proyectos que atentan contra el medio ambiente.

El tala indiscriminada de manglares para la construcción de un kiosco y una plaza, sin ninguna planeación ecológica, es solo una muestra del desprecio de su gobierno por el equilibrio natural. En lugar de mejorar la infraestructura básica, como hospitales y escuelas, el ayuntamiento prioriza proyectos cuestionables que solo benefician a ciertos intereses.

Durante la consulta pública, el descontento fue palpable. «¿Y el hospital?», gritaban los ciudadanos, recordándole a Fernando Cervantes que hace años «inauguró» una obra hospitalaria que nunca se construyó.

Un gobierno que desprecia a su pueblo

Cuando la alcaldesa vio que no lograría convencer a la comunidad, recurrió a tácticas autoritarias: le arrebató el micrófono a Escalante y permitió que su esposo interviniera, aunque oficialmente no tiene ningún cargo en el municipio.

Al final, la voz del pueblo fue más fuerte. El rechazo al puente es contundente, y la comunidad ha dejado claro que no permitirá otro atropello.

El mensaje para la alcaldesa es claro: Pueblo Viejo no es un negocio familiar. Los pescadores no están en venta. La laguna no es de los políticos.

Redacción Reportaje Veracruzano

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