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Minatitlán: Sicarios que llegaron a cobrar piso terminan muertos tras ser atropellados

Minatitlán vivió un episodio digno de la ley del karma en tiempo récord. Dos presuntos extorsionadores llegaron con la altanería del que se cree intocable, exigiendo cobro de piso en el bar El Jalisquito, pero en un giro inesperado, terminaron brutalmente muertos. Su intento de amedrentamiento acabó con ellos viendo pasar la vida en cámara lenta… antes de quedar esparcidos frente al centro botanero.

De verdugos a víctimas en segundos

Testigos afirman que los sujetos llegaron a bordo de una motocicleta, creyéndose dueños de la noche y dispuestos a imponer su “tributo” con el plomo como argumento. Sin embargo, cuando intentaron disparar contra el encargado, este respondió de manera contundente y literal: pisando el acelerador de su camioneta y enviándolos de regreso al suelo con boleto de solo ida.

El resultado: dos cadáveres regados en la colonia Nueva Mina, una motocicleta sin conductor y una escena que, lejos de infundir miedo, generó un suspiro de alivio entre los comerciantes de la zona, hartos de la plaga que los asfixia con amenazas diarias.

Movilización policiaca, pero sin urgencias

Apenas ocurrió el hecho, las autoridades desplegaron un fuerte operativo en la zona. Policías estatales y agentes de la AEI llegaron para hacer lo de siempre: acordonar la escena, recolectar casquillos y levantar cuerpos. Se desplegaron con seriedad, pero sin prisa. Después de todo, no había víctimas inocentes que salvar.

En un radio de 60 metros, los peritos buscaron evidencias que confirmaran lo evidente: dos presuntos extorsionadores que creyeron tener el control, pero olvidaron que el destino cobra sus facturas sin previo aviso.

Moraleja para el gremio del cobro de piso

Mientras las investigaciones continúan, una lección queda clara para quienes creen que la impunidad es un escudo infalible. Minatitlán, un municipio castigado por el crimen organizado, encontró en este episodio una breve pausa en el terror cotidiano.

Los sicarios que ayer se sentían invulnerables terminaron su carrera abruptamente, no por una bala, sino por la misma gente a la que intentaban someter. Un recordatorio de que el miedo puede cambiar de bando en cualquier momento.

Redacción Reportaje Veracruzano

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