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Dos veracruzanos regresan del infierno: operativo en Reynosa libera a 19 secuestrados

El crimen no conoce fronteras, pero la esperanza tampoco. Este fin de semana, un operativo de seguridad sacudió a la colonia Balcones de Alcalá, en Reynosa, donde las autoridades hallaron un sitio de cautiverio que albergaba a 19 personas secuestradas. Dos de ellas, veracruzanos. Dos nombres que regresan del silencio: Ángel Solano Asebedo, de 39 años, originario de Acayucan, y Adán Ramírez Santiago, de 35 años, de Cazones de Herrera.

Ambos fueron encontrados en condiciones delicadas, junto a otros rehenes provenientes de distintas entidades del país, como Chiapas, Guerrero, Jalisco y diversas localidades de Tamaulipas. Dos adultos, incluyendo a los veracruzanos, fueron canalizados a hospitales debido a múltiples lesiones, lo que apunta a un prolongado y violento encierro.

El crimen organizado: un enemigo nacional

El caso vuelve a poner sobre la mesa la geografía del secuestro en México, donde los límites estatales se diluyen frente a una red de criminalidad que captura, traslada y esconde vidas humanas como mercancía. Tamaulipas ha sido uno de los epicentros de esta tragedia nacional, pero Veracruz no se queda atrás: los nombres de Ángel y Adán podrían haber aparecido en cualquiera de los dos estados.

Colectivos: faros en la oscuridad

Fue el Colectivo Amor – Desaparecidos en Tamaulipas quien rompió el mutismo oficial y divulgó la lista de víctimas liberadas. Lo hicieron, como tantas veces, sin protocolo, sin reflectores, con urgencia humanitaria. Son ellos quienes han suplido el vacío del Estado y han tejido redes de acompañamiento, búsqueda y reunificación.

Desde sus redes sociales, el colectivo pidió a los familiares que reconozcan los nombres y se comuniquen por mensaje privado para facilitar la localización y regreso de los sobrevivientes. Su papel es hoy, como siempre, vital.

Un país donde la libertad se celebra como milagro

Óscar Espinosa Polanco, de Chiapas, y Ricardo Enrique López Adriano, de Reynosa, también fueron rescatados con lesiones graves. Son parte de los cientos, tal vez miles, que logran salir con vida de las redes del secuestro, mientras otras familias aún no reciben respuesta alguna. Que rescatar a alguien sea noticia es, en sí mismo, un testimonio del horror cotidiano que vive el país.

¿Y Veracruz? ¿Y su gente?

Lo ocurrido no solo duele en Tamaulipas: duele en Acayucan, en Cazones, en cada comunidad que ve cómo sus hijos desaparecen al cruzar los límites municipales. Veracruz debe levantar la voz. No puede conformarse con celebrar rescates aislados mientras el fenómeno sigue creciendo bajo la superficie.

Ángel y Adán están vivos. Pero hay muchos más que no han vuelto. La pregunta no es si aparecerán. La pregunta es: ¿quién los está buscando?

Redacción Reportaje Veracruzano

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