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La caída del protegido: FGR pone la mira en Cuitláhuac García por desvío de 8 mil millones de pesos

La fachada de aparente legalidad que durante años blindó al exgobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, comienza a desmoronarse. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha documentado, con pruebas irrefutables, un desvío inicial de ocho mil millones de pesos, abriendo formalmente la puerta para que la Fiscalía General de la República proceda penalmente en su contra.

El otrora mandatario no cuenta con fuero, y las evidencias recabadas —contratos simulados, obras inexistentes, facturaciones infladas y saqueos sistemáticos al erario— revelan un entramado de corrupción que apunta directamente al corazón de su administración.

Las pruebas son vastas: en 2019, millonarios contratos de bacheo por 2,464 millones de pesos no se tradujeron en un solo metro cuadrado de vialidad rehabilitada. Obras públicas de concreto hidráulico jamás realizadas, ampliaciones aeroportuarias ficticias y desvíos masivos a través de la Comisión de Agua del Estado de Veracruz (CAEV) por 18.5 millones de pesos, entre otras irregularidades, configuran un catálogo de delitos que difícilmente podrá ignorarse.

El rostro más oscuro del régimen cuitlahuista emerge con fuerza: subejercicios presupuestales utilizados como fachada para el desvío de recursos públicos, en montos que solo en 2023 ascendieron a 12,913 millones de pesos, mientras que en 2024, ya se reconoce un subejercicio de 2,076 millones.

Esta estrategia perversa —en la que recursos etiquetados para obras sociales fueron devueltos a Hacienda para su posterior manipulación— se ejecutó bajo la dirección de operadores como Eleazar Guerrero Pérez, primo de Cuitláhuac y actual diputado protegido por el fuero, y personajes de dudosa reputación como Helio Hernández, señalado por abuso de poder y nepotismo.

El círculo más cercano al exgobernador tiembla ante la inminencia de una investigación profunda. La posibilidad de que colaboradores cercanos, acorralados por el peso de las pruebas, opten por delatar a sus superiores para evitar su ingreso a prisión, crece a cada minuto.

La gobernadora Rocío Nahle, quien en su desesperado discurso en Papantla denunció una supuesta “campaña del miedo”, sabe que el desmoronamiento de la imagen de su antecesor podría arrastrarla en pleno proceso electoral. La corrupción de Cuitláhuac no es una amenaza aislada: es una bomba de tiempo que puede detonar escándalos aún mayores, como las anomalías millonarias en la refinería de Dos Bocas.

El Palacio de Gobierno de Veracruz hoy es un hervidero de temor e incertidumbre. La pregunta que recorre los pasillos y murmullos es simple, brutal e inevitable:
¿Quién protegerá ahora al atarantado?

El tiempo, como siempre, acabará revelando no solo la magnitud del saqueo, sino los nombres de quienes —por acción u omisión— permitieron que Veracruz fuera convertido, una vez más, en botín político.

Mañana más detalles. Sin pedir permiso.


Redacción Reportaje Veracruzano

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