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Laguna Verde: Fallas silenciadas y riesgos ocultos en la planta nuclear de México bajo Rocío Nahle

Por: Marco Antonio Palmero Alpírez
Reportaje Veracruzano | Edición Especial | 5 de abril de 2025

Ubicada frente al Golfo de México, en el municipio veracruzano de Alto Lucero, la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde (CNLV) es la única planta nuclear en operación en México. Desde su inauguración ha sido emblema de progreso tecnológico, pero también foco de creciente preocupación por su historial de fallas técnicas, manejo opaco de residuos y ausencia de protocolos modernos de seguridad.

El Camino a la Central Nuclear Laguna Verde
Foto: Marco Antonio Palmero Alpirez.



Tractores nucleares BWR-5: tecnología en la cuerda floja

Los dos reactores de la planta, BWR-5 (Boiling Water Reactor), suministrados por General Electric, poseen una capacidad térmica de 2,027 MWt y generan 820 MWe brutos (805 MWe netos). Con una recarga anual de aproximadamente 96 ensamblajes de combustible nuclear con enriquecimiento de 2.71% de U-235, se trata de un sistema que requiere absoluta precisión y mantenimiento riguroso.

Sin embargo, estas condiciones no se han garantizado de forma constante.

Paros, fallas y opacidad

Entre 2019 y 2024 se registraron al menos 16 paros técnicos. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) los ha clasificado como «reservados», negando el acceso público a los detalles técnicos. Las suspensiones se dispararon en 2024, con cinco incidentes en un solo año, reflejando el deterioro operativo. Estos datos revelan un patrón de negligencia sistemática.

La huella de Rocío Nahle

Durante el periodo en que Rocío Nahle fue secretaria de Energía del Gobierno Federal (2018–2021), la planta operaba bajo su responsabilidad directa como parte del sector energético nacional. En lugar de fortalecer los protocolos de seguridad y transparencia, la administración de Nahle no impulsó auditorías públicas ni adoptó recomendaciones críticas del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de forma oportuna.

La entrada a la Central Nuclear veracruzana
Foto: Marco Antonio Palmero Alpirez.



Hoy, ya como gobernadora de Veracruz, su papel adquiere un nuevo matiz: la máxima autoridad del estado guarda silencio frente a la creciente preocupación de la ciudadanía sobre los riesgos nucleares en su territorio. ¿Cómo puede garantizarse la seguridad en Laguna Verde si ni en su etapa federal ni ahora como ejecutiva estatal ha exigido claridad ni soluciones definitivas?

Residuos radiactivos: el gran silencio

Hasta diciembre de 2023, se acumularon más de 4.5 millones de toneladas de residuos radiactivos, entre sólidos secos, húmedos y mezclados, sin contar los cientos de toneladas de combustible gastado aún sin disposición final segura. México carece de una infraestructura adecuada para el almacenamiento geológico profundo, lo que convierte estos residuos en una amenaza latente para generaciones futuras.

OIEA: recomendaciones ignoradas

En 2019 y 2022, el OIEA llevó a cabo misiones SALTO, instando a la CFE y al Gobierno Federal a mejorar la gestión del envejecimiento de componentes, implementar revisiones periódicas de seguridad y capacitar al personal con protocolos internacionales. Muchas de estas recomendaciones permanecen pendientes, pese al discurso oficialista de modernización energética.

Imágen internet.



Condiciones internas: un polvorín técnico

Inspecciones internas han identificado fallas alarmantes como válvulas sin mantenimiento, errores en el etiquetado de sistemas críticos, procedimientos de emergencia mal diseñados, y un rezago crónico en la renovación de cableado eléctrico, tuberías y estructuras clave. Los márgenes de seguridad se reducen a niveles peligrosos.

¿Y la gobernadora?

Rocío Nahle ha evitado posicionarse públicamente sobre Laguna Verde desde que asumió la gubernatura. No ha presentado una sola iniciativa estatal para auditar, evaluar o garantizar la seguridad de la planta que opera en suelo veracruzano. En un contexto global donde los estándares nucleares son cada vez más exigentes, Veracruz parece tener una mandataria que prefiere mirar hacia otro lado.

Laguna Verde no sólo genera electricidad: genera miedo, desconfianza y dudas que ninguna administración ha sabido disipar. Hoy, bajo el silencio de una gobernadora que antes tuvo en sus manos la política energética del país, la central nuclear opera en una zona gris, entre la negación institucional y el riesgo real.

¿Será necesario un accidente para que alguien, finalmente, tome responsabilidad?

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