Brutal encontronazo en Cuitláhuac, Veracruz deja un muerto

CUITLÁHUAC, VER. | 24 de mayo de 2025 — El asfalto volvió a cobrar. Esta vez fue en la recta maldita de El Chicle, donde un motociclista perdió la vida en un brutal choque frontal contra un taxi. Un estruendo partió la tarde en dos y dejó tendido en la carretera el cuerpo de un hombre cuya identidad, al cierre de esta edición, sigue sin ser revelada.
Las versiones oficiales de la Guardia Nacional y la Policía Municipal coinciden: el accidente ocurrió en un tramo recto de la carretera federal Córdoba-La Tinaja. Pero la pregunta que nadie responde es por qué muere tanta gente en una vía que lleva años señalada como trampa mortal.

Dos cuerpos en el suelo. Uno sin vida. El otro, colgado a la delgada línea entre la recuperación y el silencio eterno. El taxista también fue atendido por los servicios de emergencia. Nadie ha sido detenido. Nadie ha sido culpado. Una vida se apagó. Y el sistema sigue encendido, impune, indolente.
Tramos rectos, políticas torcidas
A pesar de que los vecinos han denunciado una y otra vez la peligrosidad de esta vialidad, no hay reductores, ni señalamientos visibles, ni patrullajes constantes. Solo hay velocidad, negligencia, y una ausencia institucional que ya se vuelve cómplice.
Cada curva sin vigilancia es una ruleta rusa. Cada recta sin control, un epitafio escrito de antemano. Y en medio de todo, los muertos anónimos, que no aparecen en los discursos oficiales, pero sí en las estadísticas del SEMEFO.

El fallecido aún no tiene nombre para los registros oficiales. Pero tuvo una familia, una historia, un motivo para salir ese día en moto. Ahora es otra cifra más que engrosará los informes fríos de tránsito y seguridad. Pero no fue un accidente: fue una consecuencia. De la desidia, del desprecio, de la política que no ve ni escucha.
Mientras los peritos levantaban el cuerpo, los habitantes de El Chicle volvieron a hacer lo de siempre: correr, mirar, lamentar… y esperar. Esperar a que el próximo no sea su hijo, su padre, su vecino. Porque aquí, la muerte viaja a toda velocidad… y nadie pone el alto.
Redacción Reportaje Veracruzano