¿Campaña sobre ruedas o desfalco en movimiento? Autobús de candidata del PT en Amatlán prende alarmas electorales y morales

Amatlán de los Reyes, Veracruz – La campaña de la candidata del Partido del Trabajo (PT), Daniela Alfaro, ha desatado una tormenta política y legal antes de arrancar formalmente motores. Literalmente. Un autobús, supuestamente adquirido para apoyar su proselitismo, ha comenzado a recorrer el municipio… o al menos ha intentado, porque en su primer día se apagó varias veces, evidenciando que ni siquiera en lo técnico cumple con las expectativas. Pero lo verdaderamente alarmante es lo que hay detrás de esta unidad: ¿quién pagó por ella?, ¿a cuánto asciende su costo?, ¿fue incluida en los informes de fiscalización?, y sobre todo, ¿por qué habría molestado al propio alcalde?
De acuerdo con versiones confiables, el autobús fue solicitado con anticipación como herramienta clave para la promoción de la candidata, pero su llegada tardía ha encendido tensiones internas en el poder municipal. Trascendió que el alcalde de Amatlán, Luis Arturo Figueroa, se habría molestado enormemente, ya que dicha unidad estaba contemplada originalmente para la campaña de su esposa, no de Daniela Alfaro.
Esto ha provocado una pregunta que flota con fuerza en el ambiente político local: ¿se está utilizando el aparato público o recursos municipales para apuntalar campañas políticas disfrazadas de apoyo ciudadano?
El vehículo en cuestión no solo evidencia un manejo opaco y desordenado de recursos logísticos, sino que también compromete la legalidad del proceso electoral. ¿Será que el Instituto Nacional Electoral y el OPLE Veracruz considerarán este «apoyo móvil» dentro de los gastos de campaña? ¿O harán caso omiso a lo que podría convertirse en una clara violación a los topes establecidos?
La ciudadanía y la oposición demandan respuestas claras. ¿Quién firmó la factura de ese autobús? ¿Cuánto costó realmente? ¿De qué partida presupuestal salió el dinero? Y si, como se rumora, la molestia del alcalde radica en que su “inversión” fue desviada de su plan político familiar, entonces estaríamos frente a un preocupante caso de nepotismo electoral disfrazado de coalición partidista.
Si bien Daniela Alfaro intenta consolidarse como figura política en Amatlán, esta polémica sobre ruedas ha levantado sospechas más rápido que votos. La transparencia, la fiscalización y el respeto a la legalidad no pueden ser simples pasajeros en esta carrera electoral. El autobús podrá apagarse, pero las alarmas ya se encendieron.
¿Investigarán las autoridades o, una vez más, veremos cómo la impunidad se pasea por las calles del poder?
Redacción Reportaje Veracruzano