COLAPSO TOTAL DEL IMSS 24 EN POZA RICA: EL HOSPITAL DE LA VERGÜENZA Y EL DOLOR

Pacientes en condiciones críticas son obligados a subir escaleras sin ayuda ante la negligencia institucional. Una escena dantesca de abandono humano.
Poza Rica, Veracruz. — El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) número 24 en esta ciudad petrolera no es, hoy por hoy, un centro de salud: es un infierno vertical de 89 escalones, un símbolo de la descomposición del sistema público, y una vergüenza nacional que clama justicia. Lo que debería ser un refugio de vida se ha convertido en una trampa mortal para decenas de pacientes, especialmente aquellos con enfermedades crónicas como insuficiencia renal.
Desde hace más de un mes, los elevadores del hospital están fuera de servicio, y con ellos también el mínimo sentido de humanidad. Pacientes debilitados por tratamientos de hemodiálisis, mujeres recién operadas, adultos mayores con fracturas, todos son obligados a escalar, literal y simbólicamente, por su derecho a vivir. Y lo hacen solos. Camilleros y personal de apoyo se niegan a ayudar, aduciendo órdenes directas del director y subdirector del hospital. La instrucción es clara: no tocar, no cargar, no intervenir.
¿Hasta dónde tiene que caer una institución para abandonar así a sus pacientes? ¿Qué clase de administración permite este nivel de crueldad?
La escena es grotesca y real: familiares cargando a cuestas a sus enfermos como si se tratara de campos de guerra. Gente desmayada. Fracturas. Gritos de impotencia. Lágrimas de rabia. Un paciente renal, después de recibir su sesión de hemodiálisis, se desvaneció bajando los escalones y se fracturó el brazo. Otro tuvo que ser cargado por dos familiares durante cuatro pisos, sin que ningún trabajador del hospital siquiera se inmutara.
Pero el infierno no termina en las escaleras. El trato a los acompañantes es inhumano: se les impide resguardarse del sol o de la lluvia, se les expulsa de las inmediaciones y se les niega información. Hay desabasto de medicamentos, y el hospital —por negligencia o por política interna— se deslinda de la alimentación de los pacientes, obligando a las familias a cocinar y traer comida desde fuera.
¿Dónde está el IMSS? ¿Dónde está Zoé Robledo? ¿Dónde está Claudia Sheinbaum, quien promete cuidar a todos pero permite estas atrocidades? ¿Dónde está el secretario de Salud del estado? ¿Dónde está la gobernadora Rocío Nahle?
¿Dónde está la maldita justicia en este país?
Esta no es una denuncia más. Es una exigencia de acción inmediata. Lo que ocurre en el IMSS 24 no es un caso aislado ni un desperfecto técnico: es el colapso ético de una institución que ha perdido su vocación y su rostro humano. Un hospital que deja caer a sus pacientes también deja caer su dignidad.
Los ciudadanos de Poza Rica exigen una intervención inmediata y profunda. No bastan disculpas, ni promesas. Se necesita un rescate administrativo, una auditoría técnica, y una limpia urgente de quienes, por omisión o perversidad, están condenando a los más vulnerables a sufrir, escalar y morir en el abandono.
Si no actúan ahora, serán cómplices.
Y Veracruz no olvidará.
Redacción Reportaje Veracruzano