Alerta RojaTihuatlánVeracruz Norte

Colisión de tráileres en la carretera Totomoxtle – Tihutlán

El impacto, ocurrido en la autopista Totomoxtle–Tihuatlán, genera pérdidas millonarias y reabre el debate sobre las jornadas extenuantes en el transporte de carga

Tihuatlán, Ver., 6 de mayo de 2025.— Las primeras luces del martes trajeron consigo una advertencia silente en la autopista Totomoxtle–Tihuatlán: el cansancio al volante no perdona. Dos tráileres colisionaron violentamente en el kilómetro 210 de esta transitada vía, a escasos metros del entronque con Paso de Pital y la gasolinera Toro Negro, dejando un rastro de chatarra retorcida, pérdidas económicas millonarias y una alerta latente para el sector transportista.

La escena fue impactante. La cabina de un tráiler de la empresa Transportes Interflet quedó reducida a escombros tras impactarse por alcance contra otra unidad de Transportes Rápidos S.A. de C.V., cuyo remolque también sufrió severos daños en su estructura trasera. Aunque milagrosamente no hubo personas lesionadas, el saldo económico es mayúsculo: una caja completamente destrozada, una cabina con pérdida total y más de una hora de bloqueo vial.

Autoridades de auxilio vial y servicios de emergencia habilitaron la autopista en doble sentido para evitar un colapso total, mientras maniobraban con grúas especializadas para remover los colosos varados.

Según versiones preliminares, el conductor de Interflet habría perdido la concentración por unos segundos, víctima del agotamiento físico tras horas de conducción continua, una práctica común —y peligrosa— en el mundo del transporte de carga en México. Aunque intentó frenar y esquivar, el desenlace fue inevitable.

Este accidente revive una discusión pospuesta por demasiado tiempo: ¿cuánto vale una jornada sin descanso? Mientras las empresas transportistas siguen apostando por la velocidad de entrega, las condiciones laborales de los operadores continúan relegadas a un segundo plano. Hoy, la fatiga casi cobra vidas. Mañana podría no haber tanta suerte.

La autopista Totomoxtle–Tihuatlán, eje estratégico para la movilidad comercial del norte de Veracruz, es también un termómetro de la presión inhumana a la que están sometidos miles de choferes, que muchas veces conducen más allá del límite físico, sin pausas ni garantías mínimas de seguridad.

Los transportes de carga impulsan la economía, pero la pregunta es clara: ¿cuánto más deben arriesgar sus operadores para mantenerla en movimiento?

La ruta sigue abierta. La deuda con los choferes también.

Redacción Reportaje Veracruzano

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba