BALACERA CON OLOR A IMPUNIDAD: Ejecutan a joven en su casa y su madre sobrevive, el Estado otra vez ausente

Por Redacción Especial | Reportaje Veracruzano
Tuxpan, Ver.—
Una mañana más teñida de sangre, una familia más rota, y un gobierno más que guarda silencio. La ciudad de Tuxpan amaneció este 22 de julio con el eco de las balas que arrebataron la vida a un joven de apenas 23 años, Luis Ángel Montiel Reyes, ejecutado brutalmente dentro de su propia vivienda en la colonia Anáhuac. Su madre, testigo y víctima del horror, milagrosamente sobrevivió, pero permanece hospitalizada y bajo resguardo policial, sumida en una crisis que ningún sistema de justicia sabrá reparar.
El ataque armado ocurrió alrededor de las 8:00 de la mañana en la calle Úrsulo Galván, cuando sujetos desconocidos irrumpieron en el domicilio y dispararon con precisión mortal. Tres balas bastaron para que Luis Ángel quedara sin vida en el lugar, mientras su madre fue herida y llevada de urgencia a una clínica, acompañada de sus gritos y del silencio cómplice del aparato de seguridad que sigue sin dar respuestas.

La escena del crimen fue rápidamente acordonada por elementos de la Marina, Policía Municipal, Seguridad Pública del Estado y el Ejército, como si su presencia, post mortem, pudiera disfrazar la inacción estructural de un gobierno incapaz de prevenir, proteger o castigar.
Hasta el momento, la Fiscalía General del Estado —una vez más reactiva y no preventiva— no ha ofrecido información oficial sobre el móvil, los responsables, ni el estado real de la sobreviviente. Tampoco hay detenidos. Tampoco hay explicaciones.
El doble discurso institucional se agrieta con cada disparo que se cuela en los hogares de Veracruz: la narrativa oficial habla de “paz y gobernabilidad”, mientras la violencia entra por las ventanas como huésped cotidiano. ¿Cuántas ejecuciones más dentro de casas particulares hará falta para que el Estado deje de mirar para otro lado?
La pregunta es simple y brutal: ¿quién gobierna realmente en Tuxpan? Porque si los criminales pueden entrar impunemente a matar a plena luz del día, queda claro que no es el Estado.
La sangre ya no solo corre por las calles: ahora también empapa las paredes del hogar.
Redacción Reportaje Veracruzano