Palacio de impunidad: Jorge Winckler vive a cuerpo de rey en Pacho Viejo mientras enfermos mueren sin medicina

Abogada denuncia privilegios insultantes para el exfiscal yunista y una élite carcelaria, mientras el resto de internos sobrevive sin atención médica ni derechos básicos.
Por Redacción Reportaje Veracruzano
Reportaje Veracruzano | Xalapa, Ver.
En el corazón del sistema penitenciario de Veracruz, donde debería imperar la ley y la equidad, se esconde un oasis de impunidad y lujos reservado a criminales de cuello blanco. La abogada litigante Diana Coq Toscanini encendió la alarma al denunciar públicamente que el exfiscal Jorge Winckler Ortiz vive en el penal de Pacho Viejo como si estuviera en un exclusivo resort privado.
“En el área donde vive Jorge Winckler es el área VIP, ahí están todos los ricos. Tienen cocinero, lavandería, gimnasio, pantallas, teléfonos, la visita en la mañana y en la noche, a la hora que ellos quieren”, reveló con indignación la abogada.
La gravedad del testimonio va más allá del morbo de los privilegios. Expone una red de corrupción penitenciaria que permite que exfuncionarios como Winckler —el fiscal predilecto del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares— disfruten de comodidades mientras cientos de internos se consumen entre enfermedades sin una sola pastilla que mitigue su dolor.
Coq Toscanini denunció que incluso el director del penal, Timoteo, come en ese sector privilegiado, degustando mojarras y otros platillos de alta cocina, mientras el resto de la población reclusa sobrevive con alimentación precaria y sin acceso a medicamentos. “No hay medicina ni para un resfriado. Y cuando hay epidemias, les dan paracetamol, nada más”, señaló.
La litigante también arremetió contra el nombramiento del director del penal, a quien acusó de ser un simple ex custodio sin formación jurídica que fue premiado con el puesto durante el sexenio de Cuitláhuac García. Un reflejo del desaseo institucional que sigue permeando en el aparato de justicia estatal.
El escándalo se agrava con la revelación de que cuatro expolicías vinculados al exsecretario de Seguridad Arturo Bermúdez, y sentenciados por delitos graves, también gozan de estos privilegios. “Ellos deberían estar en Tepic cumpliendo su condena. Ya tienen sentencia firme, pero aquí viven como reyes”, denunció.
Más allá de lo anecdótico, la abogada dibujó un escenario de corrupción sistemática. “Se dice que están sacando más dinero de los reclusorios que en el sexenio pasado, porque ahora tienen que reportarse para las campañas políticas. Yo les pregunté: si sacas 100 mil pesos diarios, ¿por qué no le metes 3 mil en medicina?”, cuestionó con vehemencia.
La abogada intentó advertir de esta situación al titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Alfonso Reyes Garcés, por los cauces institucionales. Nadie la atendió. Le pidieron que presentara una denuncia formal, pero decidió hacerlo público ante los medios.
“En ningún reclusorio del Estado hay medicamentos, en ninguno”, recalcó con desesperación.
Esta denuncia expone un sistema penal completamente fracturado, donde el dinero compra privilegios, la enfermedad se castiga con negligencia y la justicia es un lujo que sólo algunos pueden pagar. Si en la cárcel el crimen se premia, ¿qué esperanza queda fuera de sus muros?
¿Quién protege a Winckler? ¿Hasta cuándo el gobierno de Veracruz seguirá permitiendo esta cloaca de corrupción en sus centros de reinserción?
Las preguntas están lanzadas. El silencio institucional no puede seguir siendo la respuesta.