TEXISTEPEC: DOMINGO, EL CHIVO EXPIATORIO DE HARFUCH QUE EXPONE LA JUSTICIA SELECTIVA EN VERACRUZ

TEXISTEPEC, Veracruz — En el sur de Veracruz, la tragedia y la sospecha se entrelazan en un guion que parece sacado de una distopía política. El brutal asesinato de Yesenia Lara Gutiérrez, candidata de Morena a la alcaldía de Texistepec, junto con cuatro de sus simpatizantes el pasado 11 de mayo, ha destapado una cloaca de interrogantes que las autoridades parecen incapaces —o poco dispuestas— a responder.

La detención de Domingo Flores Álvarez, líder campesino y exaspirante morenista, bajo cargos de homicidio relacionados con un crimen de 2022, ha encendido las alarmas: ¿es Flores el culpable que la Fiscalía General del Estado (FGE) necesitaba para calmar la indignación pública, o es el chivo expiatorio perfecto para encubrir una red de impunidad que lleva años operando en la región?

Un crimen que sacude, una detención que divide
La noche del 11 de mayo, un mitin político en Texistepec se convirtió en escenario de horror. Yesenia Lara, de 38 años, fue ejecutada a balazos junto a Marisol Navarro Aquino (29 años), Miguel Ángel Navarro Lechuga (su padre y policía municipal), Aarón Nolasco (escolta de la candidata) y Silvestre González, conocido como «El Hojalatero». El ataque, perpetrado en las calles Matamoros y Libertad, no solo segó cinco vidas, sino que dejó a la comunidad de Las Camelias, cuna de Lara, sumida en un duelo que se mezcla con rabia y desconfianza. «Ella iba a ganar, por eso la mataron», afirmó una vecina a Milenio el día del atentado, una frase que resuena como eco de un sistema donde el éxito político parece ser una sentencia de muerte.

Apenas 48 horas después, el 13 de mayo, la FGE anunció con bombo y platillo la captura de Domingo Flores Álvarez, líder de la asociación campesina Unidos por Texistepec y exprecandidato de Morena. La operación, que incluyó helicópteros, drones y un despliegue digno de una película de Hollywood, lo señaló como presunto responsable del homicidio del exalcalde Saúl Reyes Rodríguez, cometido en diciembre de 2022. Sin embargo, en redes sociales y entre los habitantes de Texistepec, la narrativa oficial se tambalea. ¿Por qué, si existía una orden de aprehensión desde hace tres años, las autoridades esperaron hasta ahora para actuar? ¿Es coincidencia que la detención ocurra días después del asesinato de Lara, cuando la presión por justicia es insostenible?

La sombra de la impunidad: un patrón inquietante
La historia de Texistepec no es un caso aislado, sino un reflejo de una justicia selectiva que parece operar bajo lógicas políticas más que legales. En noviembre de 2022, Enrique Argüelles Montero, esposo de Yesenia Lara y regidor primero del ayuntamiento, fue ejecutado en Acayucan. Dos años después, su cuñado, Efrén Argüelles, expresó su hartazgo: «Ya no creemos en la justicia, pero ojalá que detengan al verdadero responsable y que no sea un chivo expiatorio». Sus palabras, cargadas de dolor y escepticismo, apuntan a un sistema que parece más interesado en cerrar casos que en esclarecerlos.

La detención de Flores, lejos de apaciguar las dudas, las ha amplificado. En redes sociales, la gobernadora Rocío Nahle ha sido blanco de críticas feroces. Usuarios cuestionan si Flores, acusado de un crimen cometido hace tres años, está siendo usado como cabeza de turco para desviar la atención del multihomicidio de Lara y sus simpatizantes. «Probablemente sea un chivo expiatorio, quizá torturado para que se declare culpable», especulan algunos comentarios en X, reflejando una desconfianza generalizada hacia las instituciones. Nahle, por su parte, ha insistido en que «no hay acuerdos ni pactos de impunidad» en su gobierno, pero sus palabras chocan con un historial de opacidad que la precede.

Las voces de la calle: «¡No queremos un chivo expiatorio!»
El 13 de mayo, frente a la Ciudad Judicial de Acayucan, decenas de campesinos se manifestaron exigiendo la liberación de Flores. Con pancartas en mano, denunciaron lo que consideran una detención arbitraria. «Es inocente, es un chivo expiatorio», gritaban, mientras la tensión crecía ante la posibilidad de que la FGE intente vincular a Flores con el asesinato de Lara, una acusación que hasta ahora no ha sido confirmada oficialmente. Los manifestantes, muchos de ellos seguidores de la lucha de Flores por los terrenos de la exazufrera CEDI, ven en su captura un intento de silenciar a un líder incómodo para los intereses locales.

La pregunta que resuena en Texistepec es inescapable: si Flores era un sospechoso desde 2022, ¿por qué se le permitió seguir operando como líder campesino y precandidato de Morena? La FGE asegura que «le seguían los pasos», pero esta explicación resulta insuficiente para una ciudadanía que ve en cada movimiento oficial un intento de manipulación. «¿Por qué hasta ahora lo capturaron?», se pregunta un usuario en X, resumiendo el sentir de una comunidad que teme que el caso se convierta en «un nuevo Colosio».

Un réquiem por la verdad
El sepelio de Yesenia Lara en Las Camelias fue un retrato de la impotencia colectiva. Entre gritos de «¡Presidenta!» y mariachis que entonaban sus canciones favoritas, los habitantes de Texistepec despidieron a una mujer que, según las encuestas, lideraba las preferencias electorales. Su trayectoria como agente municipal y síndica la había convertido en una figura cercana, alguien que entendía las necesidades de su pueblo. Pero su ascenso, al parecer, fue su condena.
Mientras las autoridades se jactan de la detención de Flores, la justicia para Lara y las otras cuatro víctimas sigue siendo una promesa vacía. La FGE enfrenta un escrutinio implacable: ¿es capaz de desentrañar la verdad detrás de estos crímenes, o seguirá recurriendo a tácticas de distracción? La captura de Flores, con su parafernalia y sus contradicciones, no hace más que alimentar la percepción de que en Veracruz, la justicia es un lujo que solo los poderosos pueden permitirse.

Texistepec clama por respuestas, pero el silencio oficial es ensordecedor. Si Domingo Flores es culpable, que se presenten pruebas contundentes y un proceso transparente. Si no lo es, su detención será la prueba definitiva de que, en el Veracruz de 2025, la verdad sigue siendo la primera víctima de la política.
Redacción Reportaje Veracruzano