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Intentan saquear tráiler asegurado con maíz en Minatitlán; el Estado, otra vez ausente

Minatitlán, Ver. — En un nuevo episodio que exhibe el colapso institucional y la desvergüenza colectiva, esta mañana se registró un intento de saqueo en un tráiler cargado con toneladas de maíz, el cual había sido asegurado por autoridades ministeriales días antes en la Central de Abastos de Minatitlán. El hecho ocurrió frente a un corralón sobre la carretera Transístmica, donde supuestamente la unidad se encontraba bajo “custodia oficial”.

La escena fue dantesca. Personas no identificadas, sin temor ni obstáculos, forzaron una de las compuertas del remolque y provocaron el derrame parcial del cargamento sobre el asfalto. En cuestión de minutos, pobladores de los alrededores llegaron con costales, cubetas, bolsas y hasta carretillas para iniciar una rapiña descarada. Todo esto mientras el tráiler, con reporte de robo activo y supuestamente bajo una investigación ministerial, yacía vulnerado frente a un corralón “oficial” que resultó ser apenas un adorno de papel.

Los elementos de la Policía Estatal y Municipal llegaron después, cuando la escena ya era un festín. No hubo detenidos. No hubo contención real. Solo gritos, maíz regado y la evidente falta de vigilancia en un punto que, por lógica y responsabilidad, debió estar asegurado desde el primer minuto del decomiso.

Este intento de saqueo no solo evidencia el deterioro del tejido social, sino que deja al desnudo la negligencia de las instituciones encargadas de garantizar la cadena de custodia de un vehículo robado. ¿Quién debía vigilar la unidad? ¿Dónde estaban los responsables del corralón? ¿Por qué una unidad en investigación puede ser saboteada con tanta facilidad a plena luz del día?

Hasta el momento, la autoridad ministerial no ha emitido ningún comunicado que explique esta gravísima omisión de resguardo, y mucho menos hay información sobre posibles responsabilidades administrativas o penales para quienes permitieron que un tráiler asegurado quedara a merced de delincuentes y saqueadores. El silencio, como siempre, se convierte en cómplice.

El incidente provocó una fuerte movilización policiaca y congestionamiento vehicular en la Transístmica, pero una vez más, todo se diluye entre declaraciones vacías, burocracia inoperante y una población que —hundida en el abandono y la desesperación— ha aprendido a sobrevivir saqueando, mientras el Estado voltea hacia otro lado.

En Minatitlán, parece que la ley solo existe en los boletines.

Redacción Reportaje Veracruzano

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