Tuxpan ensangrentado: doble ejecución en una tortillería exhibe la vulnerabilidad total de la seguridad en Veracruz

Tuxpan, Ver. – A plena luz del día, en un establecimiento comercial abierto al público y frente a la mirada atónita de vecinos, dos personas fueron ejecutadas con absoluta frialdad dentro de la tortillería La Unión, ubicada en la colonia La Rivera, en el cruce del libramiento Adolfo López Mateos y la calle Héroes del 47. El hecho ocurrió alrededor de las 12:30 horas de este 27 de agosto de 2025 y dejó en evidencia, una vez más, la descomposición de la seguridad en Veracruz.
De acuerdo con los reportes iniciales, un sujeto encapuchado, vestido con playera verde, jeans y gorra, ingresó al negocio y disparó a quemarropa contra las víctimas, quienes murieron en el acto. Paramédicos confirmaron el deceso minutos después, sin posibilidad alguna de auxilio.

La escena desató una inmediata movilización policiaca y militar: elementos de la Policía Estatal y Municipal, así como personal de la Marina y del Ejército, acordonaron la zona y restringieron la circulación. Más tarde, agentes ministeriales, peritos en criminalística y personal de la Fiscalía General del Estado realizaron las diligencias de ley y el levantamiento de los cuerpos, que fueron trasladados al SEMEFO.
Un crimen que expone la parálisis de la seguridad
Lo ocurrido en Tuxpan no es solo un doble homicidio; es la confirmación de que el Estado ha perdido el control frente al crimen. Que un encapuchado pueda ingresar a un local en pleno mediodía, disparar con precisión letal y huir sin ser detenido, pese al despliegue de fuerzas, revela un nivel de impunidad alarmante.
¿De qué sirven los operativos conjuntos, las mesas de seguridad y los discursos oficiales si los comercios se convierten en escenarios de ejecuciones en cuestión de segundos? ¿Cuántas vidas más deben segarse en Veracruz para que la Fiscalía, dirigida por una administración cuestionada por omisiones, logre un solo golpe contundente contra el crimen organizado?
La impunidad como norma
Hasta el momento, las víctimas no han sido identificadas oficialmente, aunque familiares ya se presentaron en el lugar. Los agresores continúan prófugos, y la búsqueda de los responsables es, en el mejor de los casos, un trámite rutinario que pocas veces concluye con resultados reales.
El caso de Tuxpan pone de relieve lo que ya es una constante en la entidad: la violencia opera con precisión quirúrgica, mientras las instituciones encargadas de la justicia funcionan con lentitud burocrática. Veracruz se acostumbra peligrosamente a vivir entre ejecuciones, y los ciudadanos quedan a merced de la impunidad.
Redacción Reportaje Veracruzano