Comando armado secuestra a mujer frente al Parador Urbano de Poza Rica y deja a su escolta baleado

Poza Rica, Ver. – La violencia volvió a golpear el corazón de la ciudad con una brutalidad que hiela la sangre. La mañana de este sábado, un comando fuertemente armado irrumpió en plena zona centro de Poza Rica y, sin titubeos, secuestró a una mujer frente al Parador Urbano, dejando a su escolta gravemente herido tras un intercambio de disparos que sembró el pánico entre comerciantes y transeúntes.

El hecho ocurrió sobre el bulevar Jesús González Ortega, una de las zonas más transitadas y supuestamente vigiladas de la ciudad, donde la víctima realizaba entregas de pescado en el área de pescaderías, ajena al infierno que estaba por desatarse.

Testigos relatan que los agresores, a bordo de un Nissan March gris, descendieron con armas largas y actuaron con absoluta impunidad: sometieron a la mujer sin mediar palabra y, ante el intento de intervención de su trabajador—quien también fungía como escolta—abrieron fuego sin piedad. El escolta cayó herido de gravedad mientras los delincuentes escapaban con su víctima a plena luz del día, sin que ninguna autoridad lograra detenerlos.
Los gritos, los disparos y la desesperación tomaron por asalto el centro de Poza Rica, que una vez más queda manchado por la sangre y la indiferencia institucional. Minutos después, policías municipales, estatales y elementos de la Guardia Nacional llegaron al lugar… pero para entonces ya era demasiado tarde. No hay detenidos, no hay pistas firmes y, lo peor: no hay garantías para la ciudadanía.

Hasta el momento la identidad de la mujer permanece reservada y se desconoce su paradero. Tampoco se ha emitido información oficial sobre el estado de salud del escolta baleado.
¿Dónde está el Estado?
Este nuevo episodio de barbarie evidencia lo que los ciudadanos ya saben pero que el gobierno insiste en ignorar: Poza Rica es rehén del crimen organizado. Ni siquiera los puntos neurálgicos del comercio están libres de ataques, y los responsables de la seguridad pública parecen más ocupados en campañas políticas que en cumplir con su deber constitucional.
¿Hasta cuándo viviremos con miedo, esperando que las balas o las camionetas sin placas se lleven a otro más? ¿Dónde están las cámaras, las patrullas, los rondines prometidos?
Mientras tanto, comerciantes y familias viven con terror, sabiendo que en cualquier momento, la violencia puede volver a tocar su puerta… o arrastrarlos en plena calle.
Redacción Reportaje Veracruzano