SIGUE LA SANGRE EN LAS CALLES DE ORIZABA: EJECUTAN A EMPLEADO DEL AYUNTAMIENTO DE IXTAZCOQUITLÁN

La violencia rompe otro escudo institucional: mientras el alcalde Juan Manuel Diez presume operativos, un servidor público es acribillado a plena luz del día sin que nadie lo proteja.
Orizaba, Ver. – La aparente paz que las autoridades municipales intentan vender en Orizaba volvió a desmoronarse brutalmente este miércoles. Un empleado de confianza del Ayuntamiento de Ixtaczoquitlán, identificado como Ángel de Jesús A. H., de 34 años de edad, fue ejecutado a balazos en plena vía pública, mientras se desplazaba en su bicicleta en la unidad habitacional El Mirador, en la Colonia Barrio Nuevo.
La escena fue espeluznante: una ráfaga de disparos, el estruendo del caos, y luego el cuerpo inerte de un hombre trabajador, con domicilio en el Barrio La Luz de Ixtaczoquitlán, tendido sobre el pavimento. El crimen no sólo segó una vida; desnudó la absoluta falta de control del gobierno municipal de Orizaba frente al crimen organizado.
Pese a que vecinos alertaron de inmediato a las autoridades, y al rápido arribo de elementos de la Policía Municipal, Naval, Estatal, la SEDENA y hasta peritos forenses de la Fiscalía Regional del XV Distrito, la escena fue una vez más la misma: tarde, muy tarde. Paramédicos de la Cruz Roja confirmaron lo evidente: el joven ya no presentaba signos vitales.
Lo que más indigna no es solo el crimen —que ya de por sí hiela la sangre— sino la incapacidad sistemática del gobierno que encabeza Juan Manuel Diez Francos, quien, en un burdo intento de simular control, apenas días atrás anunció un operativo de seguridad para «blindar» la ciudad. Un operativo que hoy parece un chiste cruel, un insulto a la inteligencia y a la memoria de un hombre que trabajaba para una institución del Estado y terminó ejecutado como un civil desechable.
¿De qué sirve tanto despliegue de uniformes, patrullas y anuncios oficiales, si la realidad se impone con plomo y muerte?
¿Dónde están las cámaras de vigilancia, las rutas seguras, la inteligencia policial?
¿Qué explicación le darán a los padres de Ángel, quienes hoy lo identificaron en una plancha del Semefo en lugar de abrazarlo en casa?
Orizaba ya no es ese “pueblo mágico” que tanto presumen los carteles turísticos: es una ciudad tomada por el miedo, donde ni los servidores públicos están a salvo. La muerte de Ángel no es un caso aislado, es un mensaje: nadie está protegido, y el Estado, ese que debería ser garante de seguridad, sigue cruzado de brazos o maquillando fracasos con discursos huecos.
Hoy, la familia de Ángel de Jesús A. H. no sólo llora una pérdida irreparable. Llora también la traición de un sistema que no lo supo cuidar. Y mientras el alcalde se oculta tras ruedas de prensa sin resultados, la violencia sigue escribiendo su versión de los hechos… con sangre.
Redacción Reportaje Veracruzano