Camino al abandono: la ruta del Penal de La Toma a Trapiche, espejo del desdén oficial

Amatlán de los Reyes, Ver. – Lo que alguna vez fue asfalto hoy es un mosaico de baches, piedras sueltas y polvo. El camino que conecta el Penal de La Toma con la comunidad de Trapiche se ha convertido en una verdadera vergüenza pública: una vía estratégica que, en lugar de garantizar seguridad y movilidad, refleja el deterioro de la infraestructura y el absoluto desinterés de las autoridades estatales y municipales.
La ruta no es cualquier camino vecinal. Por ahí transita personal de Seguridad Pública para los traslados de reos hacia Xalapa y otros centros penitenciarios de la entidad. Cada recorrido implica un riesgo doble: para los custodios que escoltan y para la ciudadanía que, en caso de un percance o retraso, queda vulnerable ante posibles fugas o incidentes.

Los habitantes de Trapiche, hartos de promesas huecas, señalan directamente la omisión tanto del Gobierno del Estado como del Ayuntamiento de Amatlán. La vía, aseguran, ha sido “invisible” para los programas de rehabilitación carretera, a pesar de su importancia estratégica y de las constantes quejas vecinales.
El abandono del camino es más que un problema de tránsito: es un símbolo del fracaso de la planeación gubernamental. ¿Cómo es posible que la misma ruta utilizada para el manejo de reos de alta peligrosidad sea ignorada por las autoridades? ¿Acaso esperan que ocurra una tragedia para voltear la mirada?
Mientras tanto, la población enfrenta a diario un camino que parece zona de guerra. Los traslados penitenciarios se hacen a paso lento, con patrullas y camiones vibrando sobre los cráteres del pavimento inexistente, mientras el polvo cubre cada metro como testigo del olvido.

El silencio oficial es tan grave como el deterioro mismo. Ni el Estado ni el municipio de Amatlán han dado fecha, proyecto o siquiera una declaración concreta sobre la rehabilitación de este tramo. Una omisión que, más allá de la indignación ciudadana, expone la incapacidad y negligencia de un gobierno que se jacta de combatir la inseguridad, pero ni siquiera garantiza las condiciones mínimas para el traslado de internos.
Este camino roto, olvidado, agrietado, es también la metáfora de un Veracruz gobernado con la misma desidia: un estado donde lo esencial se desmorona bajo el peso del abandono.
Redacción Reportaje Veracruzano