FGE en ruinas: casos fabricados, víctimas sin justicia y la herencia podrida del cuatroteísmo en Veracruz

Veracruz vive un verdadero escándalo judicial que exhibe la podredumbre institucional de la Fiscalía General del Estado (FGE) encabezada por Verónica Hernández Giadáns, cuya gestión se derrumba a golpe de amparos, resoluciones federales y carpetas mal integradas que parecen más obra de improvisados que de juristas.
No es exageración: a la fiscal se le están cayendo casos emblemáticos, construidos sobre testimonios arrancados bajo tortura, cadenas de custodia rotas y pruebas manoseadas al antojo del ministerio público. Expedientes que no solo ponen en ridículo a la institución, sino que confirman lo que la opinión pública ha denunciado durante años: en Veracruz se fabrican culpables.
El ejemplo más brutal lo representa el asesinato de la exalcaldesa Gladys Merlín y su hija Carla Enríquez Merlín, en Cosoleacaque, ocurrido en febrero de 2021. Desde el inicio, el proceso estuvo plagado de anomalías. Luis Domínguez, señalado como presunto feminicida, fue vinculado bajo un expediente endeble, sostenido con alfileres. Su familia ha gritado inocencia desde hace tres años, mientras la justicia oficial callaba.
Este lunes, un juez federal desnudó la farsa al concederle un amparo para que se dicte un nuevo auto de vinculación a proceso, reconociendo que las violaciones al debido proceso son insalvables. Tres años en prisión injustificada: el sello del gobierno de Cuitláhuac García, cuyo legado en seguridad y justicia se resume en una fórmula perversa: llenar cárceles de inocentes para maquillar resultados.
Lo más grave es lo que esta práctica revela: mientras se fabrican culpables, los verdaderos asesinos y criminales de alto impacto siguen libres, intocables y riéndose de un sistema podrido. La ciudadanía, víctima de esta simulación, queda atrapada entre la impunidad y la fabricación de presos políticos.
El caso Merlín es apenas la punta del iceberg. Decenas de expedientes abiertos por delitos graves se están desmoronando en los tribunales, exhibiendo el fracaso absoluto de la FGE. Cada amparo concedido no solo demuestra la inocencia de los acusados, sino que hunde aún más la credibilidad de la fiscalía y de la fiscal misma.
El descrédito es irreversible. Verónica Hernández Giadáns pasará a la historia no como la primera fiscal mujer en Veracruz, sino como la fiscal que convirtió la justicia en un circo de expedientes podridos y libertades robadas.
Redacción Reportaje Veracruzano