Impunidad al volante: caen armados en San Juan Evangelista y presumen protección desde la FGR

San Juan Evangelista, Ver. — El sur de Veracruz vuelve a ser escenario de un episodio que exhibe, una vez más, la peligrosa combinación entre crimen organizado e influencias dentro de las instituciones que deberían combatirlo.
La tarde de ayer, elementos de la Policía Municipal de San Juan Evangelista detuvieron en la comunidad de La Arena a Irving Omar Arjona Ramírez, de 44 años, y Rufino Felipe Martínez, de 33, ambos originarios de Acayucan. Dentro del vehículo en el que viajaban se halló una granada, un arma de fuego tipo escuadra, cartuchos, cargadores y diversas dosis de droga listas para su distribución.

De acuerdo con testimonios de pobladores, los detenidos habrían sido vistos desde días atrás merodeando la zona, “halconeando” y dando seguimiento a las actividades de ganaderos y policías, presumiblemente para planear secuestros o extorsiones. Su comportamiento llamó la atención por el interés especial en vigilar vehículos de lujo y patrullas.
Cuando los uniformados intentaron una revisión de rutina, los sospechosos huyeron, pero fueron interceptados en una rápida movilización. El hallazgo del arsenal y los estupefacientes confirmó las sospechas de que no se trataba de simples curiosos.
La sombra de la protección institucional
Fuentes judiciales revelaron que, durante su detención, uno de los aprehendidos —Irving Omar Arjona Ramírez— aseguró ser pariente de Willians Arjona Ramírez, secretario escribiente de la Fiscalía General de la República en Acayucan. Según trascendió, el detenido habría presumido que “por influencias” no pisaría la cárcel, llegando incluso a amenazar a las autoridades con la supuesta protección que le otorgaría su parentesco.
El problema de fondo
Este caso expone una falla sistémica: si los delincuentes pueden escudarse en conexiones dentro de la FGR para intentar evadir la justicia, la lucha contra la violencia en el sur de Veracruz está condenada al fracaso. La ciudadanía percibe —y no sin razón— que la ley no es pareja, y que las instituciones que deberían protegerla a veces se convierten en escudo para quienes atentan contra su seguridad.
Mientras tanto, la población de San Juan Evangelista y municipios vecinos sigue enfrentando el temor de que los halcones y grupos delictivos operen con la confianza de que, aun atrapados con las manos en el delito, siempre habrá una puerta trasera para salir libres.
Redacción Reportaje Veracruzano