“No me van a callar”: Huerta revienta contra la corrupción y exhibe a los traidores dentro de Morena

Xalapa, Ver. – El senador morenista Manuel Huerta Ladrón de Guevara salió del paso con furia política luego de la protesta que intentó reventar su informe en el Parque Juárez. Con voz firme y mirada desafiante, lanzó un mensaje que cimbró a la propia estructura del partido guinda: “No me van a callar. Voy a seguir señalando a los corruptos, aunque sean de mi propio partido”.
La escena fue reveladora. Mientras algunos grupos intentaban empañar el acto, Huerta no se dobló. Denunció de frente que detrás de la provocación hay “enemigos del pueblo, mediocres y traidores que se esconden en camionetones blindados, oficinas con aire acondicionado y que solo salen rodeados de guardias y vallas”. La estocada no fue contra la oposición, sino contra la élite cómoda que, bajo las siglas de Morena, ha reproducido lo peor del viejo régimen.
Acompañado por figuras como el senador Javier Corral y la secretaria de la SEDATU, Edna Vega, Huerta rindió un informe que más que un recuento legislativo fue una descarga contra la hipocresía política. “El movimiento de transformación no son los cargos ni las oficinas, es el pueblo. Y a esos que no lo entienden, hoy les quedó claro”, sentenció.
La protesta no hizo más que evidenciar lo que Huerta ha venido gritando desde hace tiempo: que en Veracruz y en Morena todos saben quién es quién. Con mordacidad, afirmó que los ataques en su contra terminarán “aburriendo y haciendo el ridículo”, porque, al final, el pueblo tiene memoria y sabe diferenciar entre quienes trabajan y quienes mienten.
Huerta se autodefinió como “transformador y autocrítico”, marcando distancia de la línea oficialista que exige obediencia ciega. “Yo no soy empleado de nadie más que del pueblo”, remarcó. Y con ello, dejó en claro que su postura no es de sumisión, sino de confrontación directa contra la corrupción interna.
La jornada del sábado fue una muestra de que Huerta no se esconde ni negocia silencios. Al contrario: los gritos de los inconformes se convirtieron en combustible para su discurso más incendiario hasta la fecha. “No me van a hacer para atrás, no me van a callar”, tronó. Y la advertencia retumba no solo en la oposición, sino en el propio corazón de Morena, donde más de uno entendió que Manuel Huerta no tiene pensado bajar la voz.
Redacción Reportaje Veracruzano