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Papantla: la barbarie desbordada, un sicario mata, roba y termina destrozado en su huida

Papantla, Ver. – La violencia no da tregua en el Totonacapan y la noche de este lunes Papantla volvió a teñirse de sangre con un episodio que retrata, en toda su crudeza, el fracaso del Estado frente al crimen.

Pedro “N” fue ejecutado a balazos a la entrada de la comunidad de Cerro de Mosutla, mientras su familia corría desesperada al escuchar las detonaciones, solo para hallarlo tendido en el suelo, sin vida. Entre sollozos y gritos de impotencia, se negaban a aceptar que un hombre de trabajo, un vecino más, había sido segado por la violencia que carcome a la región.

El presunto sicario, sin escrúpulo alguno, robó la motoneta de su víctima para escapar, pero la impunidad no alcanzó a cubrirlo: apenas 800 metros después, en la comunidad de Sombrerete, chocó contra un automóvil gris y quedó destrozado en el pavimento, con la misma arma manchada de sangre que segundos antes habría descargado contra Pedro.

La escena era un retrato del desgobierno: un cadáver tirado, una motocicleta abandonada, un pistolero herido custodiado a la fuerza, y decenas de uniformados —municipales, estatales, ministeriales y marinos— acordonando la zona, llegando siempre después, nunca antes.

La versión oficial es aún un enigma: ¿fue un ataque directo o un simple robo que terminó en ejecución? Las autoridades guardan silencio, pero lo cierto es que la noche en Papantla volvió a ser un infierno para los ciudadanos que ya no creen en promesas de seguridad.

La pregunta retumba: ¿cuántas muertes más necesita el Estado para entender que Papantla y el Totonacapan están atrapados en un ciclo de violencia que no cede? ¿Cuántos operativos espectaculares serán necesarios para disfrazar lo evidente? La gente sigue muriendo, y el gobierno sigue llegando tarde.


Redacción Reportaje Veracruzano

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