RED DE HUACHICOL FISCAL EN TAMPICO: SOBRINOS DE EXSECRETARIO DE MARINA ORQUESTAN MILLONARIO ESQUEMA DE CORRUPCIÓN NAVAL Y ADUANAL, ¿HASTA DÓNDE LLEGA LA IMPUNIDAD EN EL SEXENIO LÓPEZ OBRADOR?

En un golpe demoledor a la narrativa de integridad del gobierno saliente, el exdirector de la Aduana de Tampico –un capitán naval convertido en testigo protegido bajo el alias “Santo”– ha destapado una cloaca de corrupción que apesta a combustible contrabandeado y sobornos millonarios. ¿Cómo es posible que una red criminal operara impunemente durante casi dos años en uno de los puertos clave de México, bajo el mando de “Los Primos”, los sobrinos del exsecretario de Marina, José Rafael Ojeda Durán? Esta revelación no solo expone la podredumbre en la Armada y la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), sino que plantea interrogantes abrasadores: ¿fue Ojeda Durán un ciego espectador o un facilitador encubierto en este festín de ilegalidad?

Según el testimonio exclusivo al que accedió Milenio, Santo –quien fungió como titular de la aduana desde agosto de 2023 hasta enero de 2025– detalla cómo el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna y su hermano, el contralmirante Fernando Farías, tejieron una telaraña de complicidad que involucró a decenas de funcionarios. Por cada buque contrabandista que atracaba, se cobraba una “cuota” de 1.75 millones de pesos en sobornos, distribuidos como un botín pirata entre marinos y aduaneros corruptos. ¿Acaso la Marina, esa institución supuestamente blindada contra la delincuencia organizada, se convirtió en su principal aliada? Santo admite haber repartido casi 25 millones de pesos en mordidas, recibiendo personalmente 300 mil por nave, mientras que compinches como Claudio Estudillo Villalobos (subdirector de Operaciones) se embolsaban 200 mil, y verificadores como Ismael Ricaño Matías y Anatalia Jocelyn Gutiérrez Gutiérrez, 100 mil cada uno. La lista es un “quién es quién” de la vergüenza: Perla Elizabeth Castro Sánchez, Endira Xóchitl Palomo Chávez, Raúl Mendoza, y capitanes como Sergio Varela, Abraham Jeremías Pérez Ramírez y Raúl Tavera González, todos untados en este esquema que priorizaba el lucro personal sobre la soberanía nacional.
Los buques implicados –MTM Hamburg, Ardmore Chippewa, Ardmore MTM Dublin, Hansa Sealancer, Cosmic Glory y Torm Louise– arribaron entre 12 y 14 veces desde octubre de 2024, descargando millones de litros de hidrocarburos disfrazados de “aditivos para aceites lubricantes” mediante manifiestos falsos. ¿Por qué las agencias de inteligencia no detectaron esta farsa burda? El dinero fluía de Miguel Ángel Solano Ruiz (alias NK), entregado días o semanas después del zarpe, autorizado por ASIPONA bajo directores como el almirante Salvador Camargo Viveros. Inicialmente, las muestras salían “negativas”, pero para 2024, el hedor a combustible traicionó la mentira: operadores de pipas y tomadores de muestras confirmaron que no era aditivo, sino una mezcla ilegal de hidrocarburos. ¿Cuántos sectores productivos –desde la industria petrolera hasta las cadenas de suministro– fueron devastados por este contrabando que socavó la economía legal?

El quiebre de Santo llegó el 19 de abril de 2025, tras una amenaza de secuestro ficticio a su familia mientras viajaba de Tampico a Veracruz. Con 30 millones en maletas, optó por confesar ante la Fiscalía Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (FEMDO), devolviendo el botín y declarando: “Me siento triste, impotente, avergonzado por no haber actuado antes, fui engatusado y manejado por esa persona”. Ahora, la causa penal 305/2025 judicializa la carpeta FED/FEMDO/FEIORPIFAMF-CDMX/0000568/2024, implicando a titulares, subdirectores y agentes en áreas estratégicas. Pero las preguntas arden: ¿por qué duró esta red casi dos años en la impunidad durante la recta final del sexenio de Andrés Manuel López Obrador? ¿Los Farías actuaron solos, o contaron con protección de alto nivel en la Marina y el gobierno? ¿Y qué hay de Ojeda Durán, cuyo linaje familiar mancha su legado?
La red de huachicol fiscal que operaba en Tampico —según informes oficiales y reportes periodísticos coincidentes— habría estado integrada por un entramado donde confluyen mandos navales, funcionarios y operadores civiles, entre ellos los vicealmirantes Manuel Roberto Farías Laguna y Fernando Ernesto Farías Laguna, señalados como figuras centrales del esquema; junto a ellos aparecen nombres de militares identificados en diversas notas como Sergio Varela Morales, Fernando Ernesto Magaña Gutiérrez, Carlos de Jesús Estudillo Villalobos y Abraham Jeremías Pérez Ramírez (éste último hallado sin vida en circunstancias aún bajo análisis). También se mencionan perfiles vinculados a aduanas y logística, como Francisco Javier Antonio Martínez, Climaco Aldape Utrera, Miguel Ángel Solano Ruiz (“Capitán Sol”), así como empresarios y particulares como Héctor Manuel Portales Ávila, José Isabel Murguía Santiago y Anuar González Hemad, además de una lista de detenidos referidos por las autoridades únicamente con iniciales —Manuel Roberto “N”, Climaco “N”, Humberto Enrique “N”, Sergio “N”, Carlos de Jesús “N”, Fernando Ernesto “N”, Francisco Javier “N”, Éndira Xóchitl “N”, Berla Elizabeth “N”, Anatalia “N”, Ismael “N”, Anuar “N”, Héctor Manuel “N” y José “N”— que completan el mosaico de una estructura que, de acuerdo con las indagatorias, habría operado un sistema de desvío, triangulación y contrabando de combustibles utilizando instalaciones portuarias, permisos manipulados y un flujo de complicidades aún bajo escrutinio judicial.

Esta exposición no es solo un escándalo; es un llamado a desmantelar las estructuras de poder que permiten que el huachicol fiscal florezca, dejando a México en un mar de corrupción. ¿Cuándo caerán los peces gordos, o seguiremos navegando en aguas turbias?
Redacción Reportaje Veracruzano



