Alerta RojaVeracruz Norte

Veracruz sangra: cuatro mujeres ejecutadas en un solo día y un Estado que calla

Coatzintla–Papantla, Ver., 17 de septiembre de 2025.– Cuatro mujeres fueron asesinadas en menos de 24 horas en el norte de Veracruz. Dos de ellas, identificadas como Mayra “N” y Graciela “N”, hermanas de Coatzintla; las otras dos, ejecutadas dentro de su domicilio en la comunidad de Carrizal, Papantla. Cuatro vidas arrancadas con saña, cuatro familias devastadas y un gobierno que sigue sin dar respuestas.

En Coatzintla, los cuerpos de Mayra y Graciela fueron abandonados sobre un camino de terracería que conecta los fraccionamientos Kawatzin y Geovillas. Un velador descubrió la escena macabra al amanecer. Policías estatales y militares solo llegaron para acordonar y levantar actas. La Fiscalía notificó a los familiares, quienes confirmaron lo que el Estado no puede negar: que la violencia contra las mujeres está fuera de control.

Horas después, en Papantla, otro ataque expuso el infierno cotidiano. Hombres armados irrumpieron en una vivienda en Carrizal y acribillaron a dos mujeres —también hermanas, según los primeros reportes—. Sus identidades aún no han sido confirmadas, pero el patrón es el mismo: brutalidad, impunidad y silencio institucional.

El mismo guion sangriento de un Estado fallido

Los asesinatos de este 16 de septiembre no son hechos aislados. Apenas el 10 de septiembre, en Espinal, aparecieron cuerpos desmembrados, uno de ellos del excandidato de Morena, Ramón Valencia. Ese mismo día, en Coxquihui, un ataque con drones cargados de explosivos contra la casa del alcalde electo Lauro Becerra obligó a cancelar las fiestas patrias. ¿Qué clase de “normalidad” presume el gobierno de Veracruz cuando hasta el Grito de Independencia se acalla por miedo al crimen?

La cifra es escalofriante: cuatro mujeres asesinadas en un solo día, mientras la violencia política y criminal arrasa con comunidades enteras. Y la pregunta es inevitable: ¿dónde está el Estado?

Un silencio que se convierte en complicidad

Ni la gobernadora Rocío Nahle, ni la Fiscalía, ni la Secretaría de Seguridad Pública han ofrecido explicaciones convincentes. Lo único que se repite son comunicados fríos y fotos oficiales que nada dicen a las familias que entierran a sus muertas.

Veracruz vuelve a teñirse de sangre, y lo hace en la fecha simbólica en que debería celebrarse la independencia. Pero ¿qué independencia puede gritarse cuando las mujeres siguen cayendo a balazos y el miedo dicta la vida diaria en el norte del estado?

La violencia se multiplica, la impunidad se institucionaliza y el silencio oficial se vuelve insoportable. El pueblo veracruzano merece respuestas, no minutos de silencio. Merece justicia, no cifras maquilladas. Merece un gobierno que gobierne, no uno que esconda la cabeza mientras la barbarie se pasea impune en Coatzintla, Papantla y toda la región.


Redacción Reportaje Veracruzano

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba