El escándalo de “El Juquilita”: excandidato del PT imputado por simular su propio secuestro en Veracruz

Xalapa, Ver.– La política veracruzana vuelve a teñirse de farsa y descrédito. La Fiscalía General del Estado ha imputado a José “N”, alias “El Juquilita”, excandidato del Partido del Trabajo (PT) a la alcaldía de Las Vigas de Ramírez, como presunto responsable del grotesco delito de simulación de secuestro, una acusación que expone no solo la crisis ética en ciertos actores políticos, sino también la fragilidad de las instituciones que se dejan arrastrar por montajes.
El caso comenzó el 8 de abril, cuando familiares del exaspirante denunciaron ante la Unidad Especializada en Combate al Secuestro y Extorsión que habían recibido llamadas exigiendo dinero a cambio de su liberación. La noticia corrió como pólvora en el proceso electoral municipal: un candidato secuestrado en pleno escenario político de Veracruz. El drama alcanzó tintes nacionales.
El dirigente estatal del PT, Vicente Aguilar Aguilar, confirmó que incluso fue notificado por la familia y que, durante horas, se creyó que “El Juquilita” estaba privado de su libertad. “Me habló su hijo que no encontraban a su papá; después supimos que lo habían privado de la libertad”, relató. Pero la versión oficial hoy es otra: todo apunta a que la desaparición fue una escenografía política de pésimo guion.
La imputación por simulación de secuestro levanta preguntas que incomodan:
- ¿Qué clase de ambición política empuja a un hombre a inventar su propio plagio?
- ¿Cómo fue posible que, en pleno proceso electoral, se desatara una ola de indignación social basada en un hecho que ahora parece ficticio?
- ¿Dónde quedó la prudencia de un partido político que abrazó el drama sin verificar su veracidad?
El caso de José “N” revela la mezquindad de una clase política capaz de instrumentalizar la desgracia, de jugar con la inseguridad que cada día asesina a veracruzanos reales, de trivializar un delito que destroza familias en la vida cotidiana.

Mientras la Fiscalía insiste en la acusación, la opinión pública asiste al espectáculo bochornoso de un político reducido a caricatura de sí mismo. Si se confirma la simulación, la sanción no debería limitarse al castigo legal: debe convertirse en ejemplo de repudio social contra quienes manipulan la tragedia para obtener reflectores.
Veracruz no necesita farsantes que inventan secuestros. Necesita justicia para las víctimas reales que siguen desaparecidas y cuyos nombres no ocupan titulares porque no son candidatos ni “Juquilitas” del circo político.
Redacción Reportaje Veracruzano