La caída de Rolando Olivares: el exalcalde de Martínez de la Torre detenido y el silencio que delata un pasado oscuro

Redacción | Reportaje Veracruzano
Martínez de la Torre, Ver.— La captura del exalcalde Rolando Olivares Ahumada sacude a la política veracruzana y reabre las cloacas de un sistema que durante años se alimentó de impunidad, favores oscuros y complicidades de alto nivel.
El pasado 30 de septiembre, agentes de la Policía Ministerial ejecutaron una orden de arresto contra quien fuera presidente municipal de Martínez de la Torre entre 2014 y 2017. El operativo se realizó en el tramo conocido como “La Pajarera”, sobre la carretera Martínez–San Rafael, y la detención quedó registrada en el Registro Nacional de Detenciones. El político fue trasladado supuestamente a San Luis Potosí, donde un juez de control lo requiere en el marco del proceso COA-87/2025.

Hasta ahora, las autoridades han guardado silencio sobre los delitos que se le imputan. El mutismo es, en sí mismo, un mensaje: cuando se trata de personajes con peso político y conexiones poderosas, la opacidad es la primera línea de defensa.
Un pasado que pesa como lastre
Olivares no es un desconocido en los pasillos de la política veracruzana. Llegó a la alcaldía bajo las siglas del PRI, en una de las campañas más caras que se recuerdan en la “capital mundial del limón persa”, apadrinado por el entonces oficial mayor de la SEV, Edgar Spinoso Carrera, y bajo el manto de un régimen que hoy purga sentencias de corrupción: el de Javier Duarte de Ochoa.


Su gobierno se distinguió más por los escándalos y el control férreo de la comunicación social que por una gestión transparente. La sombra de traiciones internas, difamaciones y presuntos abusos de poder marcaron su administración.
Hoy, la justicia lo alcanza en un estado distinto al suyo, pero la pregunta es inevitable:
¿Qué tanto de lo que ocurrió en Martínez de la Torre se está dejando fuera del expediente?
La política local en el ojo del huracán
El arresto de Olivares también golpea a Movimiento Ciudadano en Martínez de la Torre. El exalcalde había coqueteado con nuevas banderas políticas y era visto como un actor con aspiraciones futuras. Ahora, su caída expone la fragilidad de los filtros partidistas y la falta de escrúpulos en las designaciones de candidatos.

Si MC, o cualquier otro partido, está dispuesto a reciclar figuras con pasados cuestionables, ¿qué futuro puede esperar la ciudadanía de una clase política que no se sacude la mugre, sino que la acomoda bajo nuevas siglas?
El enigma de San Luis Potosí
Lo más inquietante es el sigilo con que se manejan los detalles. Hasta el momento, se habla de un supuesto fraude ligado a un conflicto con Antonio Zumaya Ahumada, pero nada ha sido confirmado. Las maniobras legales ya se mueven: se espera que en cuestión de horas un ejército de abogados intente revertir la detención.
De ser así, el caso podría convertirse en otro ejemplo de cómo la justicia mexicana castiga con rigor al ciudadano común, pero abre rendijas de escape a quienes han tenido el poder en sus manos.
Preguntas que incomodan
- ¿Por qué Veracruz no procesó a Olivares cuando abundaban señalamientos contra su administración?
- ¿Qué vínculos políticos siguen protegiéndolo?
- ¿Qué papel juega este expediente en la lucha interna por el poder rumbo al 2027?
La detención de Rolando Olivares Ahumada no es un hecho aislado: es la fotografía de un sistema político podrido, donde los fantasmas del duartismo aún caminan con traje y corbata, y donde la justicia se aplica con la misma discrecionalidad con que se reparte el poder.

Mientras los ciudadanos exigen transparencia, la élite política guarda silencio. Un silencio que huele a complicidad.
Redacción Reportaje Veracruzano