Patricia Lobeira se despide del poder con olor a corrupción: 51 plazas para amigos, familiares y cómplices políticos

Por Redacción de Reportaje Veracruzano
Veracruz, Ver., 31 de octubre de 2025
El ocaso político de Patricia Lobeira Rodríguez llega manchado por un escándalo que exhibe con crudeza el estilo de gobierno que marcó su gestión: el nepotismo, el amiguismo y el uso del poder público como botín personal. Antes de dejar la alcaldía de Veracruz, la panista firmó la entrega de 51 plazas sindicales, asegurando con ello la permanencia de su círculo cercano en la nómina municipal y blindando intereses familiares y políticos.
Entre los beneficiados, según documentos internos y fuentes del propio ayuntamiento, figuran hijas, esposos, operadores y amigas personales de la exalcaldesa y de los Yunes Márquez, una familia política que ha hecho del municipio su feudo por años.
La lista es indignante:
- Valeria Rivera Vera, hija del síndico Manuel Rivera y de Charo Vera, suplente de Maryjose Gamboa, legisladora panista y aliada del clan Yunes.
- Manuel Espínola, director de Servicios Generales y esposo de una prima de Miguel Ángel Yunes Márquez.
- Ángel Francisco González Girón, operador directo del exalcalde Fernando Yunes Márquez.
- Pamela Audirac, hija del exsecretario de Finanzas Mauricio Audirac, aquel que —según diversas versiones— entregó información a los Yunes para salvarse de la persecución judicial de Javier Duarte.
- Elida Ahuet Romero, secretaria particular de la propia Lobeira.
- Marcela Gordillo y Alicia Rosete, amigas íntimas de la exalcaldesa.
La maniobra fue sellada en los últimos días de su gestión, en un intento por asegurar su red de lealtades dentro del aparato municipal, sin importar el daño financiero o moral que esto deja a la administración pública.
Con este “regalo de salida”, Lobeira Rodríguez culmina un gobierno que comenzó como promesa de renovación y terminó como una copia degradada del yunismo más rancio: un proyecto político que, al agotarse, solo supo proteger a los suyos.
Mientras la ciudadanía enfrenta servicios deficientes, deudas y un profundo desencanto con su clase política, la exalcaldesa selló su paso por el poder con un acto de impunidad descarada, un terrible cierre que confirma lo que muchos ya sabían: en Veracruz, el poder no se ejerce para servir, sino para servirse.
Redacción Reportaje Veracruzano



