Poza Rica llora en silencio: dos semanas después, el dolor y el lodo siguen ahí

Por Redacción | Poza Rica, Ver., 23 de octubre de 2025
Han pasado catorce días desde aquella madrugada del 10 de octubre, cuando el río Cazones desbordó su furia y arrasó con todo a su paso. Dos semanas de tragedia, de rescate, de cansancio y de esperanza rota en pedazos. Hoy, Poza Rica no es la misma: huele a pérdida, a humedad, a lodo seco que cubre paredes, calles y recuerdos.
En las colonias más golpeadas —Las Gaviotas, Petromex, Lomas Verdes— el olor a pudrición aún domina el aire. Cada casa es una historia herida: muebles inservibles, ropa pegada a las paredes, juguetes que ya no sirven, fotografías que se disuelven entre el fango. Aún hay quienes caminan entre los escombros buscando algo que se pueda rescatar, aunque sea un trozo de lo que fueron.

El Ejército Mexicano sigue trabajando, incansable. Los uniformes verdes se mezclan con el color gris del lodo, levantando toneladas de basura, sacando a la luz lo que antes era hogar. Pero en los rincones donde el agua se estancó, donde la basura se pudre bajo el sol, aún falta mucho por hacer.
“Esto no se arregla en días, ni siquiera en meses… aquí hay gente que perdió todo”, dice una mujer mientras intenta limpiar su cocina inundada, con un balde y una escoba vieja.
El hedor es insoportable. Aun cuando algunas viviendas han sido lavadas y desinfectadas, el agua podrida en las calles y los drenajes colapsados convierten el entorno en un paisaje de abandono. En muchos departamentos, incluso los que no se inundaron, los drenajes siguen tapados; nada fluye, ni el agua ni la tristeza.

Poza Rica, la ciudad trabajadora, la de los obreros del petróleo, hoy está en silencio. Ya no suenan las risas de los niños ni el bullicio de las calles. Lo que se escucha es el zumbido de las bombas de agua, el ruido de las palas y, a veces, los sollozos contenidos de quienes intentan ser fuertes frente a la devastación.

A dos semanas del desastre, el lodo sigue cubriendo más que las calles: cubre el alma de una ciudad que aún no logra levantarse.
Falta mucho por limpiar, por reconstruir, por sanar… y sobre todo, falta volver a creer que todo volverá a estar bien.
Redacción Reportaje Veracruzano



