“SOS desde el cielo de Veracruz”: el grito de auxilio que Poza Rica lanza al país

Por Redacción Reportaje Veracruzano
Poza Rica, Veracruz. — Desde el aire, la imagen es tan estremecedora como el silencio que deja la tragedia: un enorme “SOS” trazado en cal sobre el lodo, visible incluso desde los drones de rescate, rodeado por vecinos que caminan entre escombros, aguas turbias y un paisaje que parece detenido en el desastre. Es el grito de auxilio de Poza Rica, una ciudad que aún espera la ayuda que no llega.
Tras las intensas lluvias e inundaciones que azotaron el norte de Veracruz, miles de familias permanecen atrapadas entre el lodo, la pérdida y la desesperación. Calles que antes bullían de vida hoy son cauces de agua estancada y desechos; colonias enteras se convirtieron en islas donde el tiempo parece haberse detenido.

Los habitantes improvisaron el mensaje gigante como último recurso de supervivencia. Desde lo alto, el blanco de la cal resalta sobre el café del fango, formando las tres letras que resumen una súplica colectiva: ayuda, pronto, por favor.
“No tenemos agua, no hay comida, no hay medicinas. Queremos que nos escuchen”, relató una vecina de la colonia Santa Emilia, mientras caminaba entre restos de muebles y ropa empapada.
En varias zonas, los víveres escasean, los caminos están cortados y los servicios básicos colapsaron. Los pobladores aseguran que la asistencia humanitaria ha sido insuficiente, y que muchas familias sobreviven gracias al apoyo mutuo y la solidaridad de vecinos que comparten lo poco que tienen.
El miedo a enfermedades crece con cada día sin limpieza ni atención médica. Las aguas negras, mezcladas con basura y lodo, cubren patios, cocinas y escuelas. A pesar de las promesas de apoyo, los módulos de salud aún no alcanzan a todos los sectores afectados.
Desde el aire, el mensaje “SOS” no solo pide ayuda: denuncia el abandono. Es el eco de una población que se aferra a la esperanza en medio del desastre, que levanta la voz con cal, barro y dignidad.
Poza Rica, que alguna vez fue símbolo de prosperidad petrolera, hoy escribe desde el suelo húmedo su carta abierta al país: Veracruz necesita ser escuchado.