“Álamo Arde: Del Agua al Plomo” — Violencia sin freno golpea a una ciudad que aún no se levanta de la tragedia

Una ejecución a plena luz del día sacude la Avenida Independencia y desnuda la podredumbre del sistema de seguridad veracruzano
Por Redacción
Álamo, Ver., 5 de noviembre de 2025. —
La tarde de este miércoles, el eco de las balas rompió lo poco que quedaba de calma en una ciudad que apenas se recuperaba del desastre. En plena Avenida Independencia, frente al taller “Moto Servicio Cortez”, un ataque armado dejó a un hombre muerto y a otro gravemente herido.
El aire se llenó de miedo, gritos y olor a pólvora. Según testigos, dos sujetos llegaron sin decir palabra, apuntaron directo y dispararon con precisión de verdugos. Edgar Cortéz Zaleta, propietario del taller y vecino muy conocido en la zona, cayó abatido entre el metal y la grasa de su negocio. A su lado, Julio “N” quedó malherido y fue trasladado de urgencia a un hospital cercano, entre la vida y la muerte.
En minutos, el caos se apoderó de la calle. Patrullas, cintas amarillas, curiosos llorando… la escena que ya se volvió rutina en el norte de Veracruz. Las fuerzas de seguridad —estatales, federales y municipales— montaron un fuerte operativo, pero como suele ocurrir, los agresores se esfumaron entre el tráfico y la inercia de la impunidad.
La Fiscalía Regional abrió una carpeta de investigación, aunque la población de Álamo ya perdió la fe en esos anuncios que suenan más a guion reciclado que a compromiso real.
Este crimen ocurre en una ciudad que hace apenas unas semanas fue devastada por las inundaciones. Calles destrozadas, familias damnificadas y un gobierno municipal que aún no logra levantar ni el ánimo ni la infraestructura. A la miseria del agua, ahora se le suma la violencia del fuego.
La pregunta que retumba en cada rincón de Álamo es brutal pero necesaria:
¿Dónde están las autoridades mientras el pueblo se desangra entre el lodo y las balas?
Porque lo que pasó hoy no fue solo un asesinato. Fue un golpe seco al corazón de una ciudad que sobrevive entre ruinas y olvido. Fue la evidencia de que en Veracruz la reconstrucción se promete, pero la violencia no se detiene.
Mientras tanto, la familia de Edgar Cortéz Zaleta llora a un hombre trabajador y querido, símbolo de un Álamo que se niega a morir, aunque todo parezca conspirar para apagarlo.
La tragedia no cesa. La esperanza se tambalea. Y el Estado, una vez más, llega tarde.
Redacción Reportaje Veracruzano



