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“BALAS CONTRA LA DEMOCRACIA EN JÁLTIPAN”: ATAQUE ARMADO REVIENTA EL SILENCIO OFICIAL MIENTRAS LA SSP IGNORA PETICIÓN DE PROTECCIÓN DE “PARSER0” DESDE SEPTIEMBRE

Jáltipan, Veracruz.– La madrugada de este jueves 14 de noviembre dejó al descubierto una verdad incómoda que el gobierno estatal intenta disfrazar: en el sur de Veracruz, los alcaldes electos están bajo fuego real mientras la Secretaría de Seguridad Pública mira hacia otro lado.

El rancho del alcalde electo de Jáltipan, Gildardo Maldonado Guzmán “Parcero”, fue atacado a balazos por un comando armado que llegó, disparó y se esfumó sin que una sola patrulla estatal lograra interceptarlo. Un ataque directo, frío, calculado, perpetrado a un costado de la carretera Transístmica, zona donde el poder criminal actúa con plena libertad.

El ataque que exhibe el vacío de autoridad

La fachada del rancho quedó marcada por múltiples impactos de bala. Tras la agresión, llegaron el Ejército, Guardia Nacional y Policía Estatal… pero como siempre: cuando el peligro ya se había ido.

No hubo heridos. No hubo víctimas. No hubo detenidos.
Pero sí un mensaje que retumba: quien se atreva a gobernar Jáltipan deberá enfrentar fuerzas que no respetan urnas ni transiciones.

“Parcero” no estaba en el lugar. Se dirigía a Xalapa para asuntos de transición.
La duda es inevitable:
¿El comando sabía que no se encontraba ahí?
Si lo sabían, fue un aviso.
Si no lo sabían, fue un intento de ejecución fallida.
Ambas versiones son igual de alarmantes.

La SSP ignoró la solicitud de protección desde septiembre

El equipo cercano del alcalde electo confirmó que Gildardo Maldonado pidió protección a la SSP desde septiembre de 2025, tras concluir el proceso electoral.

Casi tres meses después —y ahora con un ataque armado consumado— la respuesta de la SSP sigue siendo la misma: ninguna.
Ningún escolta.
Ningún protocolo.
Ninguna acción.

La omisión ya no es burocracia: es un riesgo mortal.

Transición en zona de fuego

El atentado ocurre en el periodo más vulnerable para cualquier alcalde electo: el lapso entre su triunfo y su toma de protesta. Es ahí donde se miden intereses, donde se acomodan fuerzas y donde el crimen presiona para decidir quién manda realmente.

Mientras las autoridades “investigan”, Jáltipan recibe una señal inequívoca: hay poderes que no están dispuestos a esperar al 1 de enero.

El sur de Veracruz en alerta roja

Este ataque no es un hecho aislado. Es un síntoma de algo más profundo: el desbordamiento de grupos armados en el sur del estado y la incapacidad —o falta de voluntad— para establecer contención.

Las balas que perforaron el rancho de “Parcero” también perforan la confianza ciudadana y la seguridad electoral.


Advertencia final

El país ya ha visto cómo terminan estas historias cuando la autoridad llega tarde: el alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, fue ejecutado a balazos el pasado 1 de noviembre.
Que Jáltipan no sea el siguiente capítulo de esa tragedia anunciada.

Redacción Reportaje Veracruzano

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