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MALTRATA ESTALLA: UN POLICÍA MUERTO, ARMAS ROBADAS Y UN PUEBLO QUE ENTRÓ EN GUERRA CONTRA LA SSP

Maltrata, Ver.— El domingo se convirtió en un día de furia en la sierra central de Veracruz. Un operativo rutinario terminó desdibujado entre golpes, disparos, civiles enardecidos y una corporación policial exhibida, desarmada y rebasada. El saldo: un policía estatal muerto, armamento oficial robado, una oficial retenida y una comunidad entera bajo el despliegue de fuerzas estatales y federales.

Todo inició alrededor de las 13:20 horas, en la localidad de Magueyes, cuando elementos de la Secretaría de Seguridad Pública detectaron un Nissan Tsuru negro con tripulantes sospechosos. El intento de inspección se transformó en un hervidero: los ocupantes reaccionaron con violencia, pobladores se aglomeraron y, en cuestión de minutos, una turba de más de 100 personas cercó y desarmó a los policías.

Entre empujones y golpes, el oficial conocido como “León” recibió un disparo en la pierna con su propia arma, presuntamente arrebatada por uno de los agresores. Pese a su traslado inmediato al IMSS Bienestar de Río Blanco, murió minutos después por la gravedad de la lesión.

La situación se desbordó cuando incluso la unidad enviada para reforzar a los policías fue también desarmada por civiles. En medio de la hostilidad, la oficial con distintivo “Betsabé” fue retenida por pobladores y liberada horas más tarde.

DOS VERSIONES, UNA MISMA TENSIÓN

Versiones extraoficiales apuntan a que el detonante habría sido un presunto abuso policial contra un taxista de Xúchiles, lo que encendió la furia de ruleteros que llegaron en apoyo y terminaron enfrentándose con los uniformados. De acuerdo con esta versión, uno de los taxistas habría desarmado al oficial y accionado el arma.

En paralelo, habitantes de Magueyes aseguran que los responsables directos de la agresión masiva serían pobladores provenientes de Xúchitl, quienes irrumpieron violentamente.

LA ZONA, MILITARIZADA

Tras confirmarse la muerte del oficial, se activó el código rojo. En cuestión de minutos, la región fue tomada por elementos de la SSP, Guardia Nacional y Ejército Mexicano.

Las fuerzas de seguridad buscaron recuperar el armamento robado, asegurar la zona y localizar a los responsables. Incluso en la autopista, especialmente a la altura de Magueyes, se registraron nuevas tensiones con grupos de taxistas que continuaban bloqueando y confrontando.

Las autoridades pidieron extremar precauciones a los automovilistas, sobre todo en ascensos hacia la zona alta, ante el riesgo de nuevos choques.

UN SILENCIO OFICIAL QUE GRITA

Hasta el momento, no existe un comunicado oficial que esclarezca qué ocurrió realmente, quién disparó, cómo es que dos unidades policiales fueron desarmadas o cuántas armas exactas fueron robadas.

El hermetismo solo alimenta la indignación: un policía muerto, una corporación exhibida, civiles descontrolados y una comunidad que exige versiones claras mientras la tensión no cede.

Maltrata está bajo vigilancia permanente.
Y Veracruz, otra vez, observa cómo la violencia se vuelve rutina mientras las autoridades corren detrás de los hechos.

Redacción Reportaje Veracruzano

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