Balacera en torneo de Tuxpan: confirman que joven normalista fue víctima colateral

Tuxpan, Ver.— A un día del ataque armado que ensangrentó el Torneo Invernal en el campo deportivo Bicentenario, nuevas precisiones oficiales confirman lo que desde el inicio generó indignación social: la joven estudiante normalista asesinada no era el objetivo del atentado y perdió la vida de manera completamente circunstancial.
De acuerdo con información confirmada por fuentes de la Fiscalía General del Estado (FGE), María Ester López Cruz, de 23 años, alumna de la Escuela Normal Veracruzana “Carlos A. Carrillo”, no mantenía ningún vínculo personal ni sentimental con el otro hombre ejecutado durante la balacera, como llegó a especularse en versiones preliminares no oficiales.
La agresión registrada la tarde del domingo 29 de diciembre de 2025, alrededor de las 15:30 horas, tenía un blanco específico: David Alejandro Galindo Hernández, abogado y trabajador del Tribunal de Justicia del Estado de Tamaulipas, quien fue atacado de forma directa por sujetos armados que irrumpieron violentamente en el campo deportivo, justo cuando se desarrollaban los cuartos de final del torneo.
La joven normalista se encontraba en las inmediaciones del lugar cuando se escucharon las detonaciones y fue alcanzada por una bala perdida, convirtiéndose en una víctima colateral de un hecho criminal que jamás debió ocurrir en un espacio público destinado al deporte y la convivencia familiar.
Este nuevo dato derriba versiones que intentaban vincular a la estudiante con el ataque, y deja al descubierto una realidad más cruda: en Veracruz, incluso quienes no tienen relación alguna con la violencia pueden quedar atrapados en ella.
La Fiscalía informó que la carpeta de investigación sigue abierta, que se analizan cámaras de videovigilancia, testimonios y trayectorias balísticas, y que las líneas de investigación se concentran en el entorno profesional y personal del abogado asesinado, sin descartar ninguna hipótesis.
Mientras tanto, el campo Bicentenario permanece como un símbolo incómodo de la tragedia: un espacio deportivo convertido en escenario de muerte, y una comunidad que hoy no solo exige justicia, sino garantías mínimas para poder reunirse sin temor a que las balas sustituyan al silbatazo inicial.
Redacción Reportaje Veracruzano



