Alerta RojaAltas MontañasVeracruz Centro

EBRIO, ARMADO Y EN FUNCIONES: EL ESCÁNDALO QUE DESNUDA LA PODREDUMBRE EN LA SEV DE ZONGOLICA

Zongolica, Ver.- | 20 de diciembre de 2025
Lo ocurrido la noche de ayer viernes en Zongolica no es un simple accidente vial: es una radiografía brutal del desorden, la irresponsabilidad y la impunidad que carcomen a la administración pública en Veracruz.

Bernardino Tzanahua Anastasio, delegado de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) en Zongolica y exalcalde de San Juan Texhuacan, fue detenido luego de conducir en presunto estado de ebriedad, provocar un choque, volcar su camioneta y portar un arma de fuego sin permiso legal. Todo, mientras ostenta un cargo que debería representar orden, legalidad y ejemplo institucional.

El funcionario circulaba a bordo de una camioneta Suzuki sobre la avenida Ignacio Zaragoza, en la colonia La Quinta, en el tramo carretero Zongolica–San Juan Texhuacan, cuando perdió el control de la unidad, se impactó contra un poste de la Comisión Federal de Electricidad y terminó volcado. El saldo material quedó en segundo plano cuando la escena se transformó en un escándalo de proporciones mayores.

Al descender del vehículo, un arma de fuego cayó de entre sus ropas, lo que obligó a la intervención inmediata de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública. La revisión confirmó lo inevitable: no contaba con el permiso correspondiente para la portación del arma, configurando un presunto delito federal.
El delegado fue puesto a disposición de la Fiscalía General de la República, que deberá definir su situación jurídica en las próximas horas. Sin embargo, más allá del proceso legal, el caso deja preguntas incómodas que la SEV y el gobierno estatal no pueden evadir.

¿Qué hacía un delegado educativo armado?
¿Quién autorizó que un funcionario con antecedentes políticos conduzca presuntamente ebrio sin consecuencias inmediatas?
¿Cuántos más, dentro de la estructura educativa, operan bajo la misma lógica de abuso, privilegio y desprecio por la ley?

La educación en Veracruz enfrenta rezagos históricos, escuelas en abandono y comunidades sin maestros suficientes. Y mientras tanto, uno de sus representantes termina detenido, ebrio, armado y volcado.

Esto no es un chisme ni una anécdota de cantina: es un síntoma grave del deterioro institucional, donde el poder se confunde con permiso para delinquir y donde los cargos públicos parecen convertirse en escudos de impunidad.

La presunción de inocencia debe respetarse, pero la responsabilidad política y ética es ineludible. La SEV está obligada a pronunciarse, a separar del cargo si corresponde y a explicar por qué quienes deberían formar conciencias hoy protagonizan escándalos que avergüenzan al sector educativo.

Porque esto, definitivamente, no tiene nada de educativo.

Redacción Reportaje Veracruzano

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba