El “Pastor del Diablo” de Zaragoza: una detención explosiva, un proceso lleno de sombras y una sentencia preliminar de 19 años

Zaragoza, Ver.
La mañana del 3 de octubre de 2023 quedó marcada en la memoria colectiva de Zaragoza. En este municipio pequeño, donde todos se conocen y los secretos no duran mucho, la detención de Sofonías “N.” —el polémico líder religioso apodado por los propios pobladores como el “Pastor del Diablo”— detonó un escándalo que aún hoy sacude a la comunidad. La Policía Ministerial cumplió una orden de aprehensión en su contra, derivada de la causa penal 51/2023, por denuncias de pederastia, abuso sexual y violación en agravio de jóvenes integrantes de la congregación que encabezaba.
El día que cayó el pastor
El operativo no pasó desapercibido. Días antes, en calles, tiendas y redes locales comenzaban a circular rumores de los presuntos abusos cometidos dentro del templo de la iglesia Redes Misioneras. Según las primeras declaraciones, las víctimas eran jóvenes mujeres del coro, a quienes habría manipulado usando discursos religiosos para, posteriormente, agredirlas sexualmente.
La versión que más resonó entre los habitantes fue que Sofonías “N.” arrastraba señalamientos previos en Oaxaca, su estado de origen, donde presuntamente ya había sido acusado por conductas similares. Su llegada a Veracruz —ahora lo sugieren los vecinos— habría sido una forma de escapar de aquel pasado.
Estallido social: enojo, miedo y expulsión
Una vez detenido, el ambiente en Zaragoza se volvió tenso. La indignación provocó que un grupo de pobladores se movilizara hasta la vivienda del pastor, lanzando cohetones, gritando consignas y obligando a su familia a abandonar la comunidad entre amenazas. El enojo colectivo desbordó las calles y convirtió el caso en un tema de presión social inmediata.
Sofonías “N.” fue trasladado al Centro Penitenciario Duport Ostión, en Coatzacoalcos, mientras en Zaragoza los reclamos de justicia se volvían más fuertes.
Un proceso judicial que nació torcido
La ruta judicial del caso pronto se volvió un laberinto lleno de irregularidades. La familia de una de las víctimas denunció que las primeras dos abogadas del caso “habrían sido compradas”, lo que, según la versión de los afectados, dejó la carpeta prácticamente anulada y debilitó de forma peligrosa las posibilidades de alcanzar justicia.
Los tropiezos no terminaron ahí:
- cambios continuos de juez,
- relevos de fiscal,
- audiencias suspendidas,
- y retrasos sin explicación clara.
Todo ello alimentó sospechas de influencias externas, sobornos o presiones que buscaban ralentizar el avance de las denuncias.
La revocada esperanza y el giro inesperado
Tras meses de desgaste, un tercer abogado tomó el caso. Contra el pronóstico general —que ya daba por perdido el procedimiento inicial— logró rescatar la carpeta original, reorganizar las evidencias y empujar nuevamente el proceso. El cambio fue decisivo: el juez dictó una sentencia de 19 años de prisión por pederastia agravada derivada de la primera denuncia formal.
El fallo sorprendió incluso a quienes habían perdido la fe en el sistema, pues representó el primer avance judicial contundente en una historia que, por momentos, parecía condenada al archivo.
Lo que falta: un segundo proceso en curso
El caso, sin embargo, está lejos de concluir. Existe una segunda carpeta abierta por hechos presuntamente cometidos bajo el mismo modus operandi. Las víctimas esperan que este nuevo proceso avance sin los vicios, presiones y sospechas que empañaron los primeros meses.
Zaragoza no olvida
A dos años de la detención, Sofonías “N.” permanece en prisión mientras enfrenta un proceso que dividió, enfureció y marcó a un municipio entero. En Zaragoza, la exigencia sigue siendo la misma: que ninguna irregularidad vuelva a silenciar la voz de las víctimas y que la justicia avance con la claridad que el caso exige.
Redacción Reportaje Veracruzano



