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ESCÁNDALO EN EL CONGRESO DE VERACRUZ: EL SECRETARIO DE SERVICIOS ADMINISTRATIVOS SE HUNDE EN SU PROPIA IMPUNIDAD

Xalapa, Ver.— El Congreso de Veracruz vuelve a tambalearse bajo el peso de su propio descrédito. Mientras el presidente de la Junta de Coordinación Política, Esteban Bautista, intenta proyectar una imagen de mesura, tolerancia y solvencia moral, en la práctica uno de sus funcionarios más cercanos se comporta exactamente como lo contrario: un servidor público sin control, sin ética y sin vergüenza institucional.

Fuentes internas confirmaron que la noche del pasado miércoles, durante la posada oficial del Congreso Local, el secretario de Servicios Administrativos, Alfredo Martínez, protagonizó un espectáculo francamente bochornoso. Testigos señalan que salió del evento completamente alcoholizado, perdiendo toda compostura y —peor aún— acosando y faltándole al respeto a una trabajadora del área de Recursos Materiales, su subordinada directa.

El incidente no terminó ahí. En un acto que revela una alarmante percepción de impunidad, Martínez continuó su noche en el conocido “Antro 69”, donde siguió la fiesta como si no acabara de cometer una falta gravísima contra una empleada y contra la institución que le paga.

Este no es un funcionario cualquiera: es el mismo que actualmente se encuentra denunciado ante la Fiscalía Anticorrupción, un dato que vuelve todavía más indignante su conducta pública. Las fuentes consultadas afirman que varios empleados del Poder Legislativo grabaron fragmentos del lamentable episodio, material que confirma el desorden, el hostigamiento y la absoluta falta de respeto con la que se condujo.

La pregunta que queda en el aire —y que exige respuesta inmediata— es simple y devastadora:
¿Cómo pretende el Congreso predicar orden, moralidad y legalidad cuando sus propios funcionarios se exhiben como caricaturas del abuso y la impunidad?

Mientras la JUCOPO intenta sostener una narrativa de ética y responsabilidad, el comportamiento de Alfredo Martínez pulveriza cualquier discurso institucional. Y si no hay consecuencias, entonces el mensaje es claro:
En el Congreso de Veracruz, el que debería poner el ejemplo es quien está hundiendo la credibilidad del Poder Legislativo.

La ciudadanía observa. Y la paciencia, como la dignidad, también tiene límites.

Redacción Reportaje Veracruzano

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