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TANTOYUCA BAJO FUEGO: DOBLE EJECUCIÓN EXHIBE OTRO CAPÍTULO DE IMPUNIDAD EN EL NORTE DE VERACRUZ

  Tantoyuca, Ver.— La mañana de este viernes, la violencia volvió a irrumpir sin piedad en el norte de Veracruz. Sobre la carretera municipalizada, a la altura de Almacenes Limón, dos hombres fueron acribillados dentro de una camioneta Toyota Raize blanca, con placas de Tamaulipas, en un ataque armado que paralizó la zona, obligó al cierre total de la vía y dejó al descubierto—otra vez—la vulnerabilidad absoluta en la que viven los ciudadanos.

La escena era un retrato descarnado de la barbarie: la carrocería perforada por múltiples impactos y, en el interior, los cuerpos inmóviles de dos hombres que no tuvieron oportunidad alguna de escapar. El conductor vestía camisa gris o azul de manga larga; a su lado, el copiloto, un sujeto de complexión robusta, tez blanca, gorra negra y una sudadera tipo cazadora camuflajeada. Ambos quedaron atrapados, literalmente, en el último segundo de sus vidas.

Elementos de la Policía Municipal, Fuerza Civil y Guardia Nacional cercaron el área mientras la Fiscalía Regional iniciaba diligencias. Sin embargo, ninguna presencia institucional logró borrar la sensación de que este asesinato doble ocurrió en un territorio donde la violencia manda y las autoridades llegan siempre después, siempre tarde, siempre a levantar cadáveres.

Y mientras las patrullas bloqueaban el paso y los peritos marcaban casquillos, comenzó a circular un dato inquietante: trascendió que uno de los ejecutados sería originario de El Higo, Veracruz, identificado en la zona con el alias de “El Marro”. La fiscalía no ha confirmado todavía esa información, pero el simple rumor ya repercute, ya pesa y ya anuncia posibles reacomodos criminales en la región.

La pregunta obligada—y arrasadoramente incómoda—es la de siempre:
¿Cuántos muertos más necesita Tantoyuca para que el Estado deje de simular que controla el territorio?

Este nuevo ataque armado, ocurrido este 12 de diciembre, confirma que la espiral de violencia no se detiene. Tantoyuca sigue sangrando, mientras la autoridad sigue respondiendo con protocolos, carpetas y comunicados… pero nunca con resultados.

Porque en Veracruz, donde dos hombres pueden ser ejecutados a plena luz del día en una carretera transitada, la única certeza es que la impunidad sigue dictando las reglas del juego.

Redacción Reportaje Veracruzano

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