¿TERRORISMO INVENTADO? SHEINBAUM DESNUDA A LA FISCALÍA DE VERACRUZ Y EXIGE EXPLICACIONES INMEDIATAS

Xalapa, Veracruz. — Lo ocurrido en Veracruz ya no es solo un exceso: es una alerta nacional. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, lanzó una acusación directa, demoledora y sin rodeos contra la Fiscalía General del Estado de Veracruz, al exigir que explique —“entre más pronto mejor”— por qué aplicó el delito de “terrorismo” contra el periodista Rafael León Segovia, “Alafita”, un delito que, de acuerdo con la propia mandataria, no tiene precedente ni sustento en el país.
Desde Palacio Nacional, Sheinbaum puso el dedo en la llaga y dejó al descubierto una pregunta que hoy quema en el ámbito jurídico y político:
¿Desde cuándo la Fiscalía de Veracruz se inventa delitos que no existen?
“No sé por qué la Fiscalía utiliza el delito de terrorismo. No ha habido ninguna acusación de terrorismo nunca en México”, sentenció la presidenta, marcando una línea clara entre el Estado de Derecho y lo que, a todas luces, parece una construcción penal forzada para justificar una detención.
La exigencia fue directa a la titular de la Fiscalía, Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, a quien la presidenta emplazó públicamente a dar explicaciones inmediatas. No mañana, no después: ya.
LA LÍNEA ROJA: LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Sheinbaum fue contundente en un punto que la Fiscalía parece haber ignorado deliberadamente:
la libertad de expresión está por encima de todo.
La presidenta no negó que un periodista pueda ser investigado si existe un delito real, probado y plenamente acreditado. Pero estableció una condición innegociable:
ese delito no puede estar relacionado con su trabajo periodístico ni fabricado para criminalizarlo.
“Si hay un delito, tiene que explicarlo la Fiscalía. Pero no uno que tenga que ver con su trabajo como periodista”, subrayó.
UNA DETENCIÓN QUE HUELE A MONTAJE
Rafael León Segovia, periodista de nota roja ampliamente conocido en el sur del estado, fue detenido el 24 de diciembre en Coatzacoalcos por elementos del Ejército Mexicano, acusado de terrorismo, encubrimiento por favorecimiento y delitos contra las instituciones de seguridad pública.
La escena es tan grave como inquietante:
— Detención afuera de su domicilio.
— Aseguramiento de su automóvil.
— Decomiso de dinero en efectivo.
— Acusación basada en el señalamiento de un
“testigo protegido” de la propia Fiscalía.
Un guion que ya se ha repetido en Veracruz y que, una vez más, coloca a la Fiscalía bajo sospecha de fabricación de delitos, uso discrecional del aparato penal y persecución selectiva.
VERACRUZ, OTRA VEZ EN EL BANQUILLO
Que la presidenta de la República tenga que salir a corregir públicamente a una Fiscalía estatal no es un detalle menor: es un síntoma de descomposición institucional.
La pregunta ya no es solo por qué se usó un delito inexistente. La pregunta real es:
¿Cuántos más han sido procesados bajo figuras penales forzadas?
¿A cuántos se les ha querido callar con expedientes inflados?
¿Quién autoriza estas decisiones?
Mientras la Fiscalía de Veracruz guarda silencio, el señalamiento presidencial retumba con fuerza: el terrorismo no existe en este caso, pero el abuso de poder sí.
Y esta vez, la lupa no está sobre el periodista.
Está, con toda su crudeza, sobre la Fiscalía.
Redacción Reportaje Veracruzano



