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VACACIONES DE PRIMERA Y DE SEGUNDA: EL CONGRESO DE VERACRUZ INSTITUCIONALIZA LA DISCRIMINACIÓN LABORAL

Una decisión firmada por Domingo Bahena, pero operada desde la sombra por Esteban Bautista, exhibe el doble estándar que humilla a cientos de trabajadores del Poder Legislativo

Xalapa, Ver.— En el Congreso de Veracruz se presume de “transformación”, de “humanismo”, de “justicia laboral”, pero en la práctica se ha instaurado un sistema de castas. Un apartheid administrativo donde los derechos se reparten no conforme a la ley, sino conforme al humor —o conveniencia— de quienes controlan la Coordinación del Congreso.

El documento oficial firmado por Domingo Bahena Corbalá, secretario de la Cámara de Diputados local —aunque todos saben que no se manda solo— establece que los trabajadores de base y sindicalizados gozarán de 20 días de vacaciones decembrinas, sin especificar si son hábiles o naturales. Pero para el resto —eventuales, de confianza, y todo aquel que no pertenezca al “club privilegiado”— solo habrá 11 días hábiles, ahí sí con una precisión quirúrgica.

El mensaje es brutal:
“En este Congreso, no todos valen lo mismo”.

Se trata de una disposición que violenta principios elementales de igualdad laboral. Porque bajo esta lógica torcida, los sindicalizados que no son de base tienen menos derechos.
Y los de base que no pertenecen a ningún sindicato también se quedan rezagados.
Una arbitrariedad que López Obrador hubiera llamado sin rodeos: neoliberalismo gandalla.

La pregunta, entonces, es inevitable y atronadora:
¿En qué artículo de la Ley Federal del Trabajo sustentaron Esteban Bautista Hernández y Domingo Bahena esta aberración administrativa?
¿Dónde dice la Ley que los derechos se fragmentan según conveniencias políticas internas?
¿En qué apartado se privilegia a unos, se castiga a otros y se pisotea a todos?

Este reparto desigual no solo pone en evidencia una coordinación insensible, sino que confirma lo que muchos empleados ya vienen denunciando en voz baja:
En el Congreso de Veracruz no existe un piso parejo. Existe una estructura jerárquica donde los derechos son moneda de cambio y los trabajadores, fichas prescindibles.

Mientras la dirigencia presume logros, adentro se fractura lo más básico: la dignidad laboral.

La administración de Esteban Bautista tiene una responsabilidad urgente:
explicar, corregir y cumplir la ley.
Porque los trabajadores del Congreso no son súbditos, ni servidores de segunda categoría; son ciudadanos con derechos irrenunciables.

Y hoy, esos derechos están siendo violentados desde el mismo lugar que debería garantizarlos.

Redacción Reportaje Veracruzano

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