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Veracruz estrena Fiscal General… entre votos, prisas y serias dudas sobre la autonomía

Por Reportaje Veracruzano
Xalapa, Ver. — Con una votación contundente en el papel, pero políticamente polémica en el fondo, el Congreso del Estado consumó el nombramiento de Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre como nueva Fiscal General de Veracruz. El marcador legislativo fue claro: 40 votos a favor, 5 en contra y 2 abstenciones. El trasfondo, no tanto.

El relevo en la Fiscalía General del Estado (FGE) no solo marca un cambio de titular; representa un punto de quiebre institucional que reabre un debate sensible y largamente postergado en Veracruz: ¿la Fiscalía es realmente autónoma o vuelve a convertirse en una extensión del poder político en turno?

Un nombramiento “oficial”, pero acelerado

El procedimiento avanzó a velocidad inusual. En cuestión de horas, se aprobó la salida de la fiscal anterior y se dio paso al nuevo nombramiento, bajo el amparo de una reforma constitucional reciente que permite a la gobernadora Rocío Nahle García proponer directamente a la titular de la FGE, dejando al Congreso en un papel esencialmente ratificador.

Para la mayoría legislativa, el trámite fue “legal y necesario”. Para la oposición y sectores ciudadanos críticos, fue un proceso fast track que dejó más preguntas que certezas, sin un verdadero escrutinio público ni comparecencias exhaustivas.

El perfil: técnica jurídica, poder acumulado

Jiménez Aguirre llega a la Fiscalía con un currículo robusto en el ámbito judicial: magistrada del Tribunal Superior de Justicia, presidenta de la Sala Penal y del Consejo de la Judicatura. Experiencia no le falta. Lo que hoy se cuestiona no es su formación, sino la cercanía estructural entre los poderes Ejecutivo y Judicial, ahora trasladada al órgano encargado de investigar delitos.

En pocas palabras: pasa de juzgar, a investigar y acusar, en un contexto donde la independencia de la Fiscalía ha sido históricamente frágil.

Las voces incómodas

Desde el pleno legislativo, las bancadas opositoras advirtieron lo evidente: la autonomía de la Fiscalía queda en entredicho. Colectivos de búsqueda, activistas y abogados penalistas han señalado que el método de designación priorizó la disciplina política sobre la evaluación pública de resultados, compromisos y estrategias frente a la violencia, la impunidad y la crisis forense.

No es un señalamiento menor en un estado con miles de carpetas de investigación rezagadas, casos de desaparición sin resolver y una profunda desconfianza ciudadana hacia el sistema de procuración de justicia.

El verdadero examen no será el Congreso

La nueva Fiscal General no será juzgada por los votos que la nombraron, sino por los expedientes que se atreva a tocar y los que decida ignorar. Por si enfrenta redes de corrupción internas, por si rompe inercias de protección política o si la Fiscalía continúa siendo selectiva, lenta y opaca.

Veracruz no necesita solo una nueva titular; necesita una Fiscalía que investigue al poder, no que lo acompañe.

Una nueva etapa… bajo lupa

Hoy comienza formalmente una “nueva etapa”, como lo han repetido desde el discurso oficial. Pero fuera del recinto legislativo, el ambiente es de escepticismo vigilante. La sociedad veracruzana ya no concede cheques en blanco.

En un estado marcado por la violencia, la impunidad y la simulación institucional, el beneficio de la duda se agotó hace años.
La pregunta ya no es si Lizbeth Aurelia Jiménez Aguirre tiene el cargo. La pregunta es si tendrá la independencia para ejercerlo.

Redacción Reportaje Veracruzano

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