Papantla, Ver.– Un nuevo crimen sacude a la ciudad totonaca: Leopoldo Mata Chian, ex elemento de la Policía Municipal y hoy taxista, fue encontrado sin vida dentro de su unidad marcada con el número 1121 de la base Voladores, en una solitaria brecha de terracería de la colonia López Mateos. Lo asesinaron a balazos de alto calibre, con una precisión brutal que exhibe la saña y la impunidad que hoy dominan a Papantla.

El taxi fue hallado con una puerta entreabierta y el cuerpo de Mata Chian desplomado en el asiento. Nadie escuchó disparos, nadie vio movimientos. El barrio guardó un silencio que, en realidad, grita miedo. Vecinos aseguran que no hubo ruidos, como si la ejecución hubiera ocurrido en otro sitio y el cadáver solo hubiese sido abandonado en el vehículo.

Las sirenas de patrullas y ambulancias rompieron la calma solo cuando todo estaba consumado. Elementos de Seguridad Pública, SSP Estatal y Guardia Nacional sitiaron la zona, acordonaron el paso y se atrincheraron detrás del hermetismo institucional: el crimen ocurrió, pero de los responsables, nada.

Protección Civil confirmó el deceso tras un reporte anónimo y dio aviso a la Fiscalía Regional, que se encargó del levantamiento. El cuerpo fue trasladado al Semefo, mientras familiares se preparan para el amargo ritual de reclamarlo.

La muerte de Leopoldo Mata Chian exhibe la podredumbre del sistema: un ex policía municipal, ahora reducido a manejar un taxi para sobrevivir, termina ejecutado con violencia propia de un ajuste de cuentas. ¿Qué tan hundida está la seguridad de Papantla cuando ni los que alguna vez portaron un uniforme se salvan de la cacería?

La pregunta es inevitable: ¿quién manda realmente en Papantla, las autoridades o las balas?

Redacción Reportaje Veracruzano