Omealca, Ver. – El hallazgo de varias bolsas con restos humanos en la comunidad de Matatenatito volvió a colocar a este municipio en el centro de la tragedia y la violencia que azotan a Veracruz. Lo que para los pobladores fue un descubrimiento atroz, para el gobierno se convierte en un nuevo recordatorio de su incapacidad para contener la barbarie.
La tarde del miércoles, habitantes de la zona detectaron al menos una bolsa abierta que dejaba al descubierto extremidades humanas. La escena, de inmediato, desató alarma y temor entre la comunidad, que no tuvo más remedio que dar aviso a las autoridades.
Al lugar acudieron elementos de la Policía Municipal para acordonar el área, mientras peritos en criminalística y personal de la Fiscalía Regional realizaron el levantamiento de los restos. Hasta el cierre de esta edición no se ha identificado a la víctima ni se tiene información sobre posibles responsables.
Más allá de la rutina procesal, el caso vuelve a desnudar la inoperancia de las instituciones encargadas de la seguridad y la procuración de justicia. El hallazgo no es un hecho aislado: se inscribe en un patrón de violencia recurrente en la región de Omealca, donde las comunidades rurales se han convertido en escenario de disputas criminales y cementerio clandestino de la impunidad.
La pregunta que se impone es inevitable: ¿cuántos hallazgos más deberán ocurrir para que la autoridad rompa su parálisis y actúe con resultados tangibles? La constante aparición de cuerpos desmembrados no solo refleja la descomposición social, sino también la fragilidad de un Estado que parece resignado a administrar la violencia en lugar de erradicarla.
Omealca, una vez más, paga el precio de la desprotección institucional, mientras la justicia sigue brillando por su ausencia.
Redacción Reportaje Veracruzano
