Veracruz, cementerio de policías: 17 asesinados en lo que va de 2025 y un Estado sin control

Córdoba, Ver. – El asesinato de Saúl Ríos Reyes, director de la Policía Municipal de Cosolapa, Oaxaca, ocurrido en un restaurante de comida rápida en Córdoba, no es un hecho aislado: es la confirmación de un patrón de sangre que desnuda la vulnerabilidad de quienes deberían proteger a la ciudadanía. Con este crimen, Veracruz suma 17 policías asesinados en lo que va del 2025, de acuerdo con la organización Causa en Común.
La estadística es demoledora: 251 policías asesinados en México en lo que va del año, lo que representa un incremento del 22% respecto al mismo periodo de 2024. Tan solo en la primera semana de septiembre se contabilizaron siete agentes ejecutados.
Veracruz en la lista negra
La entidad veracruzana ocupa ya el quinto lugar nacional en asesinatos de policías, por debajo de estados igual de desangrados: Sinaloa (35), Guanajuato (28), Michoacán (23) y Guerrero (21). El mapa de la violencia muestra que en Veracruz los crímenes contra uniformados no son hechos aislados: están distribuidos en Boca del Río, Camerino Z. Mendoza, Cazones, Cuitláhuac, Fortín, Jáltipan, Martínez de la Torre, Omealca, Tlapacoyan, Tomatlán, Tres Valles, Tuxpan y Vega de Alatorre.
No se trata solo de números, sino de un mensaje criminal: los policías están en la mira y el Estado luce rebasado.
Impunidad y silencio oficial
El caso de Saúl Ríos, acribillado en plena hora de comida, exhibe el grado de cinismo con que operan los grupos armados: no hay blindaje institucional, ni estrategias claras para frenar los ataques. La impunidad es la regla, y la narrativa oficial se reduce a comunicados tibios que no responden a la pregunta de fondo: ¿quién gobierna realmente en Veracruz, las instituciones o el crimen organizado?
Cada uniformado caído erosiona aún más la confianza ciudadana y desnuda la fragilidad de un aparato de seguridad que no garantiza ni siquiera la vida de sus propios mandos.
Una espiral que no se detiene
El observatorio Causa en Común advierte que la violencia contra policías no es una anomalía, sino un síntoma del deterioro del Estado de derecho. Los homicidios, advierten, se suman al historial de agresiones, desapariciones y amenazas que enfrentan los cuerpos de seguridad en el país.
La pregunta es inevitable: si los policías no están a salvo, qué destino espera a los ciudadanos comunes?
Redacción Reportaje Veracruzano