
Boca del Río, Ver., 24 de septiembre de 2025. – La luna del puerto fue testigo de un reencuentro largamente esperado. A las 21:50 horas, Shakira reapareció en Veracruz tras 18 años de ausencia, y lo hizo con la fuerza de un huracán musical que estremeció cada rincón del estadio “Pirata” Fuente. Ante 30 mil almas entregadas, la superestrella colombiana convirtió su concierto en una celebración colectiva de música, memoria y emoción.

Con su inconfundible magnetismo, la artista abrió la noche con el poderoso “Caminando con la loba”, marcando desde el primer instante un pacto íntimo con su público. El estadio entero se transformó en un ritual de luces, voces y cuerpos que vibraban al unísono. “Gracias por esos días, por todos esos momentos que han sido para mí inolvidables; gracias por estar aquí. Les digo una cosa: a donde vaya, siempre llevo a México en mi corazón”, expresó la cantante, generando un estallido de júbilo.
La lista de éxitos fluyó con la naturalidad de un río que no conoce pausa: La fuerte, Girl like me, Las de la intuición y el clásico Estoy aquí detonaron una ovación tras otra, consolidando al “Pirata” Fuente como un templo de comunión artística. Cada acorde era un puente entre nostalgia y presente; cada movimiento de Shakira, un recordatorio de por qué su figura trasciende generaciones y geografías.

El despliegue visual estuvo a la altura de su leyenda: pantallas monumentales, juegos de luces envolventes y una producción que parecía dialogar con el mar cercano. Pero más allá del espectáculo técnico, fue la fuerza visceral de Shakira la que definió la velada. “Nosotras las mujeres, unidas somos más fuertes”, proclamó con esa mezcla de sensualidad y rebeldía que la distingue, arrancando lágrimas y ovaciones de un público que se reconoció en sus palabras.
El concierto no fue solo un cierre de gira (Las Mujeres Ya No Lloran World Tour), sino un acto de reivindicación y pertenencia. Veracruz se convirtió en el epicentro de un fenómeno cultural: fans que lloraron, cantaron y bailaron hasta el último acorde, conscientes de vivir un momento irrepetible.
La “Loba” no solo ofreció un concierto; regaló un manifiesto emocional. Y en esa última noche mexicana del 2025, el puerto de Veracruz se convirtió en leyenda, abrazado por la música de una mujer que, desde hace décadas, aprendió a transformar cada escenario en territorio propio.
Redacción Reportaje Veracruzano