TERROR ARMADO EN ACAYUCAN: BALAS SIEMBRAN MIEDO EN EL BARRIO CRUZ VERDE MIENTRAS EL GOBIERNO GUARDA SILENCIO
Redacción | Reportaje Veracruzano
Acayucan, Ver., 4 de octubre de 2025.— La noche del viernes, el estruendo de las balas volvió a interrumpir la frágil calma en el sur de Veracruz. Un grupo armado atacó a balazos un inmueble ubicado en el barrio Cruz Verde, en plena zona urbana de Acayucan, sin que hasta el momento exista un solo detenido, un solo responsable señalado o una autoridad que dé la cara.
El ataque ocurrió sobre la calle Juan Álvarez, entre Hilario C. Salas y Guillermo Prieto, en un local que anteriormente operaba como la taquería “Salmo 91”. Vecinos relataron que los sicarios abrieron fuego en repetidas ráfagas y luego huyeron impunemente, dejando tras de sí el eco de la violencia y la impotencia ciudadana.
En cuestión de minutos, la Policía Estatal y elementos de la Secretaría de Marina —que asumen funciones de Policía Municipal— llegaron para acordonar la zona. Sin embargo, como ya es costumbre en Veracruz, su presencia fue reactiva, tardía y sin resultados tangibles. La escena quedó bajo resguardo, pero el mensaje del crimen fue claro: nadie controla las calles de Acayucan, salvo las balas.
Horas después, agentes ministeriales y peritos realizaron el levantamiento de casquillos y diligencias de rigor. Hasta el cierre de esta edición, la Fiscalía no ha informado avances en la investigación, ni ha ofrecido una versión oficial sobre el ataque. Solo se sabe que el inmueble resultó con daños materiales, pero el miedo, una vez más, fue el saldo más alto.
Este nuevo atentado exhibe con crudeza la inoperancia del aparato de seguridad en el sur del estado, donde los ataques armados, ejecuciones y desapariciones se han vuelto el pan de cada día. Mientras el gobierno presume cifras y discursos de “paz y gobernabilidad”, la realidad en Acayucan grita lo contrario: la violencia se multiplica, los responsables gozan de impunidad y los ciudadanos viven secuestrados por el miedo.
En el barrio Cruz Verde, donde la vida solía transcurrir entre risas, puestos de comida y música nocturna, ahora impera el silencio. Las balas no solo agujerearon una fachada, también perforaron la credibilidad de un Estado que hace tiempo perdió el control de su territorio.
Acayucan vuelve a ser noticia, no por su gente trabajadora, sino por la marca indeleble del crimen que se pasea impune entre sus calles.
Y mientras tanto, el gobierno de Veracruz sigue callado.
Redacción Reportaje Veracruzano
