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TERROR EN POZA RICA: LEVANTÓN Y PERSECUCIÓN ARMADA DESATAN OPERATIVO DE GUERRA EN TIHUATLÁN

Dos jóvenes futbolistas fueron privados de la libertad; una camioneta blindada y rafagueada fue abandonada en Paso de Pital tras intensa movilización de fuerzas federales y estatales

Poza Rica, Ver.– La violencia volvió a estallar con fuerza brutal en el norte de Veracruz. La tarde de este sábado, la tranquilidad de cientos de familias se quebró cuando un presunto levantón en la colonia Lázaro Cárdenas de Poza Rica derivó en una persecución armada que puso en jaque a las fuerzas de seguridad de los tres niveles de gobierno.

De acuerdo con los primeros reportes, un grupo de sujetos fuertemente armados irrumpió en el campo deportivo conocido como Molcas, donde se desarrollaba un partido de fútbol. Sin mediar palabra, los agresores sometieron a dos jugadores y los subieron por la fuerza a una camioneta Volkswagen Tiguan de modelo reciente, emprendiendo la huida a toda velocidad por la avenida Ejército Mexicano.

En su escape, los captores lanzaron ponchallantas para evitar ser seguidos, lo que generó caos vial y pánico entre automovilistas. En cuestión de minutos, se activó un impresionante despliegue policial y militar. Elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Marina (Semar) y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) iniciaron una persecución que se extendió hasta la localidad Paso de Pital, en el municipio de Tihuatlán.

Fue en esa zona donde la camioneta Tiguan —aparentemente con blindaje ligero— terminó abandonada tras ser rafagueada por los uniformados, evidenciando la intensidad del enfrentamiento. En el interior del vehículo se habrían encontrado indicios de haber sido usado para la privación ilegal de la libertad.

La operación incluyó sobrevuelos tácticos y filtros carreteros, mientras decenas de patrullas cercaban caminos rurales para impedir la fuga de los responsables. Hasta el cierre de esta edición, no se ha confirmado si existen personas detenidas o lesionadas, ni el paradero de las víctimas levantadas en el campo deportivo.

Este nuevo episodio de violencia expone, una vez más, la creciente descomposición de la seguridad en la región petrolera, donde Poza Rica y Tihuatlán viven un repunte alarmante de secuestros, desapariciones y ataques armados pese a la presencia de fuerzas federales.

La población, atemorizada, exige respuestas y resultados. La impunidad se ha vuelto un hábito institucionalizado y la narrativa oficial de “paz y gobernabilidad” se desmorona ante la realidad de los hechos: Veracruz está lejos de estar en calma, y sus calles son testigo de una guerra que ya no se puede esconder.

La pregunta es inevitable: ¿cuántas vidas más tendrán que arrebatar antes de que las autoridades reconozcan que el control territorial está en manos de los criminales?


Redacción Reportaje Veracruzano

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