“¡YA BASTA!”: EMPRESARIO SE CANSA DE LA IMPUNIDAD Y ARROLLA A SUS ASALTANTES EN TANTOYUCA — UNO MUERE Y OTRO QUEDA DETENIDO

Por Redacción Reportaje Veracruzano
Tantoyuca, Ver.– La noche del sábado marcó un punto de quiebre en el hartazgo ciudadano ante la violencia que carcome al norte de Veracruz. En un episodio digno de una película de justicia callejera, un empresario decidió no ser una víctima más: cuando dos delincuentes intentaron asaltarlo, aceleró su camioneta y los arrolló sin titubear.
Los hechos ocurrieron sobre la carretera de la colonia Del Valle, donde Óscar “N” y Luis “N”, dos presuntos asaltantes a bordo de una motocicleta DM200, interceptaron a su objetivo, un conductor de una camioneta Nissan Frontier. Armados y confiados en la impunidad que reina en la región, intentaron obligarlo a detenerse.
Pero esta vez, el miedo cambió de bando.
El empresario, cansado del asedio criminal que el gobierno no ha podido frenar, pisó el acelerador y embistió a los agresores, dejándolos tendidos sobre el asfalto. En el intercambio, uno de los maleantes alcanzó a disparar, logrando herir al conductor, quien logró ponerse a salvo y pedir ayuda.
Minutos después, elementos de la Guardia Nacional arribaron al sitio y encontraron a los dos presuntos ladrones malheridos en el suelo. Ambos fueron trasladados de emergencia al hospital regional; sin embargo, uno murió poco después y el otro fue puesto a disposición de la Fiscalía General del Estado.
El incidente ha encendido el debate en Tantoyuca y en todo Veracruz: ¿qué tan desesperada debe estar una sociedad para que sus ciudadanos tengan que hacer justicia por su propia mano?
En una entidad donde los asaltos, secuestros y ejecuciones ya forman parte del paisaje cotidiano, este acto no solo refleja el coraje de un hombre, sino la indiferencia de un Estado que ha dejado solos a sus gobernados.
Mientras la delincuencia se adueña de las calles y los discursos oficiales prometen “paz”, los veracruzanos siguen siendo carne de cañón de una guerra sin nombre, en la que cada día crece el número de quienes prefieren arriesgar la vida antes que seguir siendo víctimas.
La moraleja es brutal y clara:
Cuando el gobierno abandona su deber, la gente empieza a defenderse como puede. Y en Tantoyuca, el cansancio se convirtió en valentía.
Redacción Reportaje Veracruzano